El reflejo de lo queer en el cine de terror
Repasamos personajes, creadores y contenidos LGTBI en el género
¿Algún supersticioso en la sala? | Episodio 13
46:09
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Madrid
Fantasmas, vampiros, hombres lobo, zombies, Las criaturas híbridas, terroríficas amenazantes que habitan las películas fantásticas merecen que las tomemos un poco más en serio porque nada habla mejor de nosotros que nuestros miedos. El género de terror tantas veces menospreciado, actúa como una especie de subconsciente colectivo en el que se desatan las pesadillas que tenemos como sociedad.
Solo hay que dar un repaso por los malvados de Disney para comprobar cuántos de ellos se presentan como amanerados: “Scar” de “El rey León”, “Jafar” en “Aladdin” o “Úrsula” de “La sirenita”, que está directamente inspirada en la célebre travesti y musa de John Waters Divine. Al arquetipo de científico loco nunca le ha faltado un ayudante con el que tener una relación ambigua y al de vampiro unas ropas excesivas y afeminadas. En ocasiones el objetivo de estos subtextos ha sido ridiculizar o generar rechazo por el colectivo pero a veces estos códigos han servido como guiños de los creadores hacia su público sobre su propia vivencia.
Por poner un ejemplo cercano y pop, los cenobitas, los seres de otra dimensión de la saga Hellraiser creados por Clive Brake, maestro del terror y gay , visten arneses, corsés, correas de cuero que remiten a la estética bdsm, son monstruos que podríamos situar fuera de la heteronorma.
Entrevista a Camila Sosa
Camila Sosa es argentina. Es escritora y actriz trangénero de teatro, cine y televisión. Estudió comunicación social y Teatro en la Universidad Nacional de Córdoba. Fue prostituta, mucama y vendedora ambulante, además de cantar en bares. Sus dos últimos libros: la novela “Las malas” y el libro de relatos “Soy una tonta por quererte” han sido publicadas en España por Tusquets.
Más que visibles
"Un pobre conejito, alucinado en mitad de la carretera, deslumbrado por los faros de un coche. Esa expresión es la que he visto en la cara de algunas personas cuando les he contado que era bisexual. Un pantallazo azul. Un fallo de Windows. Un «¡Trata de arrancarlo, Carlos!».
Y es que la bisexualidad tiene todos los ingredientes para ser absoluta y rotundamente confusa. No tanto para quienes la vivimos —que también—, sino para aquellos que la descubren. Y uso el verbo descubrir con toda la intención, pues para la mayoría de las personascis heterosexuales y, sin duda —pese a formar parte de las siglas LGTBI+—, para muchas personas homosexuales, la bisexualidad es algo por descubrir. Terreno inexplorado”.
Así comienza “El atropello bisexual”, escrito por Jordi Cabrerizo, el primer capítulo del libro “Más que visibles. Antología de la bisexualidad y otras plurisexualidades”, de Editorial Egales, y coordinado por Carlos Castaño e Ignacio Domínguez.
La columna de... Elvira Sastre
Las palabras son un bien. Las palabras son un espejo, una caricia entre los dedos, un pulso que domina el aire y un eco que nos repite lo que puede ser que nunca sea. Así se presenta Elvira Sastre en su página web. La palabra que ella ha elegido para firmar nuestra columna es... nostalgia.
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