La mano desconocida de Lope de Vega en sus manuscritos: "Hay caligrafías que no hemos podido identificar"
La Fundación BBVA impulsa los trabajos personales de investigadores entre 30 y 40 años durante el nudo de sus carreras profesionales
Madrid
El cartagenero Isaac Peral inventó el submarino. En los cielos, el ingeniero Juan de la Cierva volaba en un artefacto llamado el "autogiro". El militar tinerfeño, Agustín de Betancourt, rediseñó las calles, canales y plazas del San Petersburgo zarista. La bioquímica Margarita Salas descubrió una manera más sencilla, rápida y eficaz de amplificar el ADN. Y la lexicógrafa, María Moliner, escribió, en solitario, el Diccionario del uso del español.
España fue, es y pretende seguir siendo un país de talento científico y cultural, gracias a personas como Jezabel, Iván, Lluís y Sonia, que han recibido recientemente las Becas Leonardo a Investigadores y Creadores Culturales. Con este proyecto, la Fundación BBVA busca apoyar los trabajos de investigadores científicos y creadores culturales, de entre 30 y 40 años, que se encuentran en el nudo de sus trayectorias profesionales.
Este apoyo, que explota el desarrollo de proyectos marcadamente personales e innovadores, distingue distintas aéreas del conocimiento. Desde las ciencias básicas, sanitarias o las Matemáticas hasta otras disciplinas como las ingenierías, las ciencias ambientales, la música o la creación literaria. Un empuje para materializar años de estudio.
Dispersión de contaminantes
Jezabel Curbelo tiene 35 años, es de Tenerife y está licenciada en Matemáticas por la Universitat Politècnica de Catalunya. Gracias al apoyo de la beca Leonardo va a poder desarrollar el estudio de acontecimientos tan simples como el movimiento del humo de los incendios, la ceniza de un volcán o los microplásticos en los océanos. ¿Cómo puede ayudarnos?
"En mi trabajo busco entender los agentes que han dado lugar a esa dispersión de contaminantes para que en el futuro podamos descubrir cómo se van a distribuir", explica la matemática. Se centra en la turbulencia que en términos científicos es "un cambio brusco de velocidad y dirección". "Por ejemplo si hablamos del Prestige, podemos determinar por dónde afectará el próximo vertido de fuel", explica.
Baterías limpias
"Las baterías que todo el mundo conoce tienen un problema fundamental, no hay litio suficiente para crear todas las baterías". Iván García, natural de Valladolid, tiene 43 años y es investigador del Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid. Es el artífice de una investigación "pionera", que se adelanta a la transición hacia las energías limpias.
"Estamos creando baterías con silicio, el segundo material que más abunda en la tierra, de un momento a otro, está solucionado el desabastecimiento", asegura. Y es que estas baterías "almacenan la energía en forma de calor" por lo que el silicio "sólido a temperatura ambiente" cuando pasa "a líquido puede almacenar mucha energía en muy poco espacio". En palabras mortales, baterías como "una mesa sería suficiente para una vivienda unifamiliar".
Un "piano man"
Lluís Capdevilla es sinónimo de piano. Gracias a esta beca producirá un álbum a piano trío de jazz reinterpretando una obra de Frederic Mompou. En total, nueve piezas de una suite del compositor de la sinfonía azul de la Cadena SER. "El jazz me permite improvisar, componer en el momento", comenta emocionado. Durante 18 meses desarrollará nuevos interludios, finales y ritmos del siglo XX.
Una oportunidad que es difícil de encontrar en España, más aún en su ámbito de desarrollo. Capdevilla estuvo 15 años en Estados Unidos y fue por "la añoranza de estar lejos del hogar" cuando se enganchó a las composiciones de Mompou. Ahora pretende, además, divulgar el conocimiento adquirido por lo que compagina su labor con la vocación docente en la Universidad Internacional de La Rioja.
La tinta de Lope de Vega
Por su parte, la profesora y filóloga de la Universidad Autónoma de Barcelona, Sònia Boadas, va a desarrollar su hipótesis: tras los manuscritos de Lope de Vega hay otra mano desconocida. "Hemos conservado unas 400 obras de Lope de Vega, la gran mayoría podrían haber salido de su pluma", asevera dando lugar a la duda de otras colaboraciones.
Si bien es cierto que el propio Cervantes lo definió como un monstruo productivo, el proyecto "pretende aunar la investigación con las nuevas herramientas del mundo digital, donde entran cuestiones como la composición de las tintas". Gracias a cámaras de última generación, capaces de observar con infrarrojos, analizará la escritura de manuscritos como 'Mas pueden celos que amor', "que cuenta con la escritura de Lope y la de otra persona que no hemos podido identificar".
