A Macron le faltó músculo para atajar la huelga de refinerías

Amanecemos esta mañana pendientes de las movilizaciones en Francia. El malestar social por la crisis económica y la gestión de Macron en la busca de soluciones traducido en paros en sectores estratégicos del país, como el transporte, la sanidad o la educación. La espita ha sido la huelga de los trabajadores de las refinerías, reclamando que sus salarios puedan hacer frente a la inflación, que también afecta a Francia aunque en menor medida, tiene la inflación más baja de la Unión Europea, y desde las refinerías se ha ido extendiendo por el resto de sectores.

A Macron le faltó músculo para atajar esa huelga, que está dejando al país prácticamente sin suministro de carburantes, y ahora ya es demasiado tarde, con una izquierda, además, que busca sacar rédito de ese malestar, como ya vimos el domingo con Melenchon encabezando la primera de las protestas. Francia se convierte, pues, en el primer país en el que todo ese malestar, pero, sobre todo, la incertidumbre ante los efectos de una guerra que no pinta que vaya a acabar, saca a la gente a la calle. Quizás sea excepcional, pero habrá que prestar atención por si es un adelanto de lo que puede pasar en el resto de Europa.

Y no están mejor las cosas en el Reino Unido. La rectificación total de la política económica de la primera ministra Liz Truss por parte de su nuevo ministro de finanzas puede que le dé a ella un poco de aire, pero su situación no deja de ser delicada. Las encuestas agrandando la brecha en favor de los laboristas y la propia contestación interna dentro del Partido Conservador dejan a Liz Truss a los pies de los caballos. Los mercados han reaccionado más que positivamente al volantazo del ministro Jeremy Hunt que en 24 horas ha conseguido toda la credibilidad que Truss ha perdido en poco más de un mes.

Y con este contexto, hoy, aquí en España, en el Senado, podremos volver a ver la confrontación entre dos modelos de plantear soluciones para la crisis. Y Feijóo llega al encuentro con Pedro Sánchez, precisamente, con su modelo muy cuestionado tras el revolcón de Truss. No olvidemos la defensa que algunos dirigentes populares hicieron de las medidas económicas de la primera ministra británica rectificadas ahora por su ministro. Veremos hasta qué punto, esto condiciona el debate.