El debate era otro

Madrid

El debate era otro. Solo al final del intercambio entre Sánchez y Feijóo saltó el asunto central que nos llevó al Senado, que no era un debate sobre el Estado de la Nación, ni siquiera un debate sobre el jefe de la oposición. La polémica sobre los grados de temperatura a los que deben de permanecer los comercios y los organismos públicos o sobre la iluminación de los escaparates, pertenecen a sociedades acomodadas y ricas. Polemizar sobre ello, haciendo política con minúscula significa no entender lo que está sucediendo alrededor. Los problemas no son siquiera el abastecimiento ni el brutal precio de la energía que afecta a todo lo demás. El problema es conseguir hacer del nuestro y de los demás países vivibles a largo plazo. Agosto no ha podido ser más aciago en términos climáticos, extremos adversos, sequías, inundaciones, temperaturas inhumanas y antinaturales. Se estima que el 15% de los fallecidos en el mundo son ya debidos a factores ambientales. Como esto va con todos, parece que no va con ninguno. Es justo al revés. La equivocación está en que miremos el dedo mientras lo importante ocurre en la luna. Este es el debate.