Los conciertos homenaje siempre tienen un componente de emoción añadido. Pero este, de los Foo Fighters celebrado este sábado en el estadio de Wembley, en Londres, lo fue de una manera muy especial y, quizá, por un gesto tan natural como inesperado. Los Foo Fighters homenajeaban a su batería, Taylor Hawkings, que falleció el pasado mes de marzo a los 50 años, antes de un concierto de su banda en Colombia. Aunque se encontraron restos de sustancias estupefacientes en su cuerpo, la investigación no relacionó la muerte con el consumo de drogas. Desde entonces, los Foo Fighters no habían vuelto a actuar. A la banda se sumaban otras personalidades como Paul McCartney, Brian Johnson de AC/DC, Lars Ulrich de Metallica, Supergrass... Pero lo realmente emotivo fue el gesto del hijo del batería fallecido: Shane, de 16 años, subió al escenario, se puso a los mandos de la batería y acompañó a la banda durante la interpretación de «My Hero». Pero la emoción estaba presente durante todo el concierto. Tanta que hasta Dave Grohl, líder de los Foo Fighters, tuvo parar durante varias veces el concierto. Un concierto, un homenaje, que sobre todo nos deja el momento de un hijo homenajeando a su padre. De Shane homenajeando a Taylor.