Jeremías Gamboa: "América Latina -y España- somos un continente de violadores"
El escritor peruano nos presenta 'Animales luminosos', una novela íntima en la que se abordan temas universales de nuestro tiempo, como la migración, el aborto y el choque cultural
Jeremías Gamboa: "América Latina -y España- somos un continente de violadores"
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Jeremías Gamboa es una de las voces más destacadas de la literatura latinoamericana, viene avalado por escritores como Mario Vargas Llosa o Héctor Abad Faciolince. Tras el éxito de su debut literario, 'Contarlo todo', este periodista, escritor y profesor peruano regresa con 'Animales luminosos', en Literatura Random House. Una novela íntima donde se abordan temas fundamentales de nuestro tiempo, como la migración, el aborto y el choque cultural.
Un estudiante llega a una universidad de Colorado, en los Estados Unidos, en busca del sueño americano en su versión académica. La promesa del campus como un santuario en cuyas fronteras se han resuelto los problemas de Occidente —origen, raza, clase— sucumbe ante la realidad nocturna: los alumnos deambulan por los extramuros de la ciudad, a la caza de todo aquello que el día les niega: luz, compañía, ternura, certezas.
La novela transcurre de noche y a medida que nos atrapa la oscuridad, se van iluminando aspectos de ese protagonista, ese joven migrado a Estados Unidos y que es un perfecto desconocido para el lector, casi hasta el final. Es un viaje, son muchos viajes, de un grupo de estudiantes de diferentes países, de diferentes razas y clases sociales. Y está escrita en tercera persona.
"El protagonista es un animal, el recién llegado a Estados Unidos. Y allí descubre que hay una serie de diferencias de carácter económico, social y racial. Va descubriendo luces a medida que avanza la novela. Cada vez sabemos más de él. Cuando uno viaja, migra, negocia entre cosas de su ser, que quiere seguir manteniendo, y cosas que no. Muchos migrantes migran por necesidades hacia un país con estándares mejores de bienestar, huyendo de situaciones políticas brutales, como dictaduras, y uno intenta asimilar ese nuevo país y ocultar el país del que vienes. La novela de eso, de una persona que se refugia en la cultura de día, pero la novela empieza a las seis de la tarde, cuando los animales se desatan y empieza la aventura y la incertidumbre de la noche. La noche es un lugar para descubrirte, la noche es siempre el lugar para descubrir las cosas más secretas de ti. Y eso es lo que le pasa al personaje y a los amigos y amigas de la novela.
En mi primera novela, 'Contarlo todo', el narrador contaba las cosas en primera persona. Aquí el libro exigía otro acercamiento, otro punto de vista. El personaje es un animal asustado, del sur, de otro hábitat, en medio de una manada de bisontes. Me parecía que en tercera persona era mejor para meterse dentro de la historia y de su cabeza. Y para describir esa enorme ansiedad que siente el migrante cuando está en una nueva tierra, en un lugar que no conoce. Estás en la alarma, estás en presente, es un tiempo muy ansioso".
Es algo que se refleja muy bien en la novela. La inseguridad que provoca la oscuridad, la noche. Los migrantes, pero también otros "colectivos", como las mujeres o los homosexuales, lo primero que buscan al llegar a un sitio oscuro, en la noche, es un refugio. Dónde sentirse seguros, con quién identificarse, detectar posibles amenazas.
Eso pasa mucho. En Perú, que es un país muy enconado, les llamó mucho la atención que el personaje estuviese mirando mucho el físico de los otros personajes. Está tratando de entender y de confrontar, de una manera muy ansiosa, las imágenes que tiene de Estados Unidos, con lo que está viendo en realidad. Porque Estados Unidos se ha encargado de ofrecernos millones de imágenes, de un Estados Unidos ideal, que ellos llaman América, lo cual es un despropósito. Este personaje está en busca de luz, la oscuridad es no tener un nombre, no tener un país, no tener una inscripción.
Un escritor peruano, amigo y al que valoro mucho, Alonso Cueto, decía que en esta novela los personajes se internan cada vez más en la oscuridad, porque esto acaba en el bosque, pero que, sin embargo, mientras esto ocurría, los personajes se llenaban de una luz verdadera. Hay mucha animalia en el libro y muchos temas que tienen que ver con la agenda femenina, con la maternidad, con dar a luz y no dar a luz. Los escenarios de la novela tienen iluminaciones muy particulares, me recuerdan mucho a los cuadros de Hopper. Y al final estos personajes, de diferentes procedencias, clases… están viviendo la misma vaina, como dirían los colombianos. Hay temas que son comunes: las brechas, las desigualdades, la intolerancia… Son patrimonio de la humanidad. Éstos asuntos son los que tiene que tocar la literatura.
Con Gamboa hemos abordado esa imagen que Estados Unidos tiene de sí mismo, la que los demás países tienen de él. También la imagen entre exótica, salvaje y violenta que Estados Unidos tiene de América Latina. Del contraste entre los dos polos del continente. Y la violencia estadounidense, esa facilidad para comprar armas, teniendo prohibido, por ejemplo, tomarse una cerveza.
¿Qué requiere más valor? ¿Emprender un viaje migratorio, abandonar el país de origen, o emprender un viaje de autodescubrimiento?
Es bien curioso, mientras me formulabas la pregunta estaba pensando en esa frase recurrente de los escritores del boom latinoamericano, que dicen: me fui a París a descubrir que soy latinoamericano. Hay como un movimiento doble, uno quiere irse de su país, quiere olvidarlo. Los peruanos no hemos tenido perseguidos políticos como Chile o Argentina, pero hemos migrado mucho por problemas económicos, por pobreza, y renegamos del país que te obliga a salir, a hacer ese esfuerzo inmenso. Pero a la vez terminas descubriendo mucho más de tu país que nunca. Para descubrirse hay que tener valor, pero al final uno acaba haciendo el otro trabajo, el de recomponer al país en el lugar al que has llegado.
La novela está ambientada en 2005, año de cambios políticos y sociales, como la posible llegada de un presidente negro a La Casa Blanca. Y es el año en el que está germinándose Facebook, la gran red social. Sobre las redes sociales...
Las redes han funcionado mucho para acercarnos, muchas personas hemos visto a gente que habíamos olvidado o a la que habíamos perdido la pista. Estamos mucho más conectados, pero me preocupa que se ha convertido en un álbum feliz, que toman a la gente, como Cortázar habla del reloj, casi vives para Facebook, para la foto que vas a poner, cómo vas a quedar… Y luego llegó el algoritmo, que me parece más preocupante. Al principio estaba bien, te recomendaba cosas en función de tus gustos, pero ha acabado reforzando ideas de la gente, no permitiéndole salir de su frontera, formularse más ideas de centro entre los extremos. Y a los de centro le gustan solo las cosas de centro, no se salen de ahí.
El último reducto que queda para tener una visión más amplia del mundo, al final, son las librerías y la física. Al final, las redes nos están aislando, volviéndonos continentes aislados, sin capacidad de conocer al otro. Y cuando esto está ocurriendo, los discursos totalitarios están siendo cada vez mayores. Lo vemos en Francia, aquí en España, en Perú. Absolutamente divididos en dos puntos. Así que leer es caviar y, como diría Orwell, ir a una librería a comprar un libro, es casi un crimen.
Hay otro debate en el libro, lo has mencionado, que es el tema de dar a luz. El aborto. En 2005 Estados Unidos era un país que tenía este derecho ampliamente reconocido, mientras se perseguía y penaba en América Latina. 20 años después, muchos países latinoamericanos han dado pasos para despenalizar el aborto, mientras hemos visto un retroceso brutal en el país de la libertad.
Sí, en el cono sur, como lo llamamos, las mujeres han ganado ese derecho. Los países que producen una excelente literatura, justamente, son los que han ganado esos derechos de libertad de decisión de la mujer sobre su cuerpo. En la novela está muy presente esto porque en el Perú estamos muy atrás. Tan atrás que incluso la discusión es el aborto por violación. Si eres violada y no quieres tener ese niño, la criminal eres tú. Somos un continente, y España también, de violadores. Es tremendo, es la mitad del mundo que no puede tomar decisiones y que está victimizada por la fuerza que tiene la religión, la evangélica y la católica especialmente. En el libro hay tres historias de mujeres que están en esa decisión, una de ellas ha sido violada, y cada una toma una decisión diferente.
Hemos terminado la charla con Jeremías Gamboa repasando la literatura latinoamericana que estamos conociendo, mucho más allá del boom. Muchas historias nuevas y muchas mujeres, especialmente.