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Juan Diego Botto aprende a conducir a las órdenes de Borja Cobeaga y Carlos Areces

Visitamos el rodaje de 'No me gusta conducir', la serie que produce TNT, en el Madrid cercado por la OTAN y a pleno sol

Juan Diego Botto en el rodaje de Me gusta conducir / cedi

Juan Diego Botto en el rodaje de Me gusta conducir

Pocos lugares son más transversales que una autoescuela. Una clase de conducir puede ser el mejor microcosmos para un sociólogo. Allí se encuentra de todo: jóvenes de todas las clases sociales que quieren sacarse el carné recién cumplidos los 18. Migrantes que tratan de convalidar su licencia, cuarentones rezagados que necesitan el carné porque ahora se mudan a las afueras. Entre este último colectivo se encuentra Borja Cobeaga, guionista y director de películas como Ocho apellidos vascos, Negociador o Pagafantas. Estos días rueda en Madrid una serie con tintes autobiográficos que produce TNT, No me gusta conducir, sobre un tipo de 40 años que se apunta a la autoescuela.

"Siempre digo que la serie deja de ser autobiográfica en el momento en que Juan Diego Botto me interpreta", bromea el director en pleno set de rodaje, en una autoescuela tuneada en Madrid. La coincidencia de la serie es que tanto el autor, como el protagonista, Botto, se sacaron el carné a esa edad, a regañadientes y con bastantes dificultades. "Lo aprobé a la cuarta, pero no me quería presentar nunca. Lo que no he contado es el número de clases que recibí, porque duró mucho. Lo dejé, volví, fue como año y medio hasta que me lo saqué. Me lo saqué in extremis porque la razón era que me iba a vivir a las afueras y me lo saqué dos días antes, si no lo lograba se estropeaba todo el plan familiar", explica su experiencia dentro de los coches que usan para el rodaje.

En el caso del actor, la experiencia fue similar. "Me saqué el carné a los 40 años. Me identifico mucho con el personaje por esa sensación que yo tuve cuando me saqué el carné que me parecían todos los jóvenes unos descerebrados y, sin embargo, yo tenía más dificultades que ellos. Ese periplo de mirar por encima del hombro y de darte cuenta de que te cuesta más que ellos", nos cuenta a la SER. Juan Diego Botto ha hecho poca comedia en su carrera. Al principio con Joaquín Oristrell y después con Víctor García León, en Vete de mí y en Los europeos. "Es el único que me ve en papeles cómicos. Es un género que disfruto mucho y me hizo ilusión cuando me llamó Borja y más ilusión cuando leí los guiones. Es uno de esos personajes que recibe collejas y es humillado desde la primera secuencia hasta la última".

El personaje es un profesor de universidad estirado que acaba de separarse de su mujer y sobreponerse de la muerte de su padre, que lo único que le ha dejado en herencia es un coche. De ahí que se apunte a la autoescuela, rodeado de jóvenes que son mucho más avispados que él. "Es un poco Frasier. De cierta mirada por encima del hombro, pero le apalean todo el rato. Cuando más apaleado el personaje, más divertido y mejor", dice Cobeaga. Esa es el punto de partida para hablar de una historia de relaciones entre padres e hijos y de madurez. "Es un viaje hacia la aceptación de la madurez y de tus propios límites. Ni es tan listo como se cree, ni tan joven. Todo eso contado a través de una comedia en una autoescuela", explica Botto.

El director donostiarra es hábil cambiando de registro dentro de la comedia. En su cine y en las series en las que ha trabajado (Justo antes de Cristo, Aupa Josu, Venga Juan o Vaya Semanita) ha ido conjuntando distintos tipos de humor y de comedia, en No me gusta conducir, asegura que va de la comedia dramática, a la comedia disparatada. "Es una comedia sentimental, muy de personajes, donde las relaciones padre e hijo son importantes. Por un lado es melancólica y por otro tira a la locura. Tiene personajes muy disparatados también. El punto de partida es de una comedia no muy evidente, pero luego aparece la comedia loca". Sin embargo, a pesar de ese desparrame, reconoce el director que tiene algo de realiadad. "Había una cosa que me tranquilizó muchísimo cuando estábamos localizando en esta autoescuela. Estábamos con la gerente y dijo diálogos de la serie directamente, me quedé con una calma de haber hecho algo realista".

Borja Cobeaga en el rodaje de Me gusta conducir

Borja Cobeaga en el rodaje de Me gusta conducir / cedida

Borja Cobeaga en el rodaje de Me gusta conducir

Borja Cobeaga en el rodaje de Me gusta conducir / cedida

Y como en toda ficción, hay un protagonista, Juan Diego Botto, y un villano, su némesis, que en este caso es Carlos Areces. "Me estoy especializando en villanos", dice el actor que ha hecho del etarra Thierry en Negociador, otra película de Cobeaga, y que ha hecho de Franco hasta en cinco ocasiones. "Hay un profesor de autoescuela que tiene la fuerza y yo me he vendido al lado oscuro. Franco, Thierry y el profesor de autoescuela son mis tres villanos", dice Areces que reconoce que no tiene carné de conducir. "Los actores que no conducimos haciendo de profesores de autoescuela lo tenemos más fácil, porque vamos al lado dando órdenes. Te diré que incluso sin carné de conducir en un par de películas pusieron un coche en mis manos y me dijeron que era muy fácil. En una de ellas el coche es bastante caro".

Me gusta conducir tiene varias capas, entre ellas el contar las miserias de este profesor de universidad, que podemos ser cualquiera de nosotros, pero también, dice Botto, es un pequeño microcosmos de la sociedad española. "Y muestra los distintos puntos de vista y las distintas Españas encerradas dentro de una autoescuela para hacer descubrir sus límites a este personaje, que se ha refugiado en la Academia. Aceptar tus límites para empezar a vivir".

El actor vive uno de los mejores momentos de su carrera. Premio Nacional de Teatro por su obra sobre Lorca y la Memoria Histórica, rostro de algunos blockbusters como El escuadrón suicida, y actor en varias series, ahora rueda esta comedia a la espera de estrenar en otoño su primera película como director, en la que dirige a Penélope Cruz y Luis Tosar.

"Una carrera tiene altos y bajos y los bajos volverán, porque es inevitable. El destino ha querido que se hayan juntado cosas que yo quería contar. La obra de teatro era algo que yo quería contar desde hace tiempo y se fraguó el año pasado y ha ido bien. Uno nunca sabe si lo que le interesa, le va a interesar a más gente y cuando eso pasa es muy gratificante. El Premio Nacional sirve para que cuando hago los deberes con mi hija me haga caso. Cada vez que le ayudo con algo de Lengua, me dice que prefiere preguntárselo a mamá que es la que escribe. Y ahora le puedo decir que soy Premio Nacional. Con la película estamos muy contentos con la recepción que ha tenido de inicio y con dónde la vamos a presentar. Está naciendo bien", reconoce el actor.

Mientras Cobeaga fantasea con posibles tramas para una segunda temporada de esta serie que produce TNT, responsable de otras comedias de éxito como la trilogía de Vamos Juan, de Diego San José, y Maricón Perdido, de Bob Pop, además de la recién anunciada El gran sarao, con Silvia Abril y Toni Acosta. "Tampoco se puede eternizar un tío sacándose el carné varias temporadas. Si hay segunda tendría que pasar algo diferente, que se compre una caravana, por ejemplo, que también es otro rasgo de mi vida", dice el director. "La conduce mi mujer", aclara para que nos quedemos tranquilos. "Había una cosa que no esperaba y es que me gustase ir en caravana y acampar. Es mi placer y mi afición desesperada".

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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