Responsabilidad afectiva (Parte 3)
Esta semana seguimos repasando términos ligados a "malvincularnos". Vamos con tres nuevos:
El hoovering proviene del término hoover, que significa 'aspiradora'. Algunas personas, generalmente con patrones de personalidad narcisista, aspiran de vuelta a su vida a personas con las que mantuvieron algún tipo de relación en el pasado. Por ejemplo, el ex que un buen día te escribe de la nada para hacerte ver que sigue pensando en ti, pero sin decirlo explícitamente y realmente lo que hace es que vuelvas a sentir una conexión emocional con esa persona y suplir su necesidad narcisista de sentirse querido/a.
¿Cómo puede identificarse? En casos como que vuelve cuando necesita ayuda con 'x' asunto, que aparezca solo en fechas señaladas como Navidad, tu cumpleaños o que aparezca físicamente en algún lugar que suelas frecuentar. Esto puede generar una dinámica de codependencia emocional, es decir, que la otra persona te haga creer que depende de ti para estar bien.
También hablamos del benching y cushioning. Benching viene de bench que significa 'banco'. Básicamente lo que viene a decir es que dejamos a una persona "en el banquillo”, a darla esperanzas de que en algún momento existirá un vínculo amoroso sólido pero la intención real es tenerla ahí esperando, pendiente de ti. Suelen hacerlos personas que no gestionan bien la soledad y te tienen a la espera por si no encuentran otro vínculo con el que se sientan mejor.
El benching tiene una variante que es el cushioning. Literalmente se traduce como 'almohadón', es decir, consiste en tener a varias personas con las que flirtear de vez en cuando, pero al final el objetivo final es tenerlas pendientes por si tu opción principal falla. Vamos, como cuando en la pandemia la gente se volvió ansiosa comprando papel higiénico como si se fuese a acabar. Es como tratar a las personas como objetos sin tener en cuenta sus sentimientos. Estas conductas al final suelen generar patrones de dependencia.
Acabamos con el breadcrumbing, que significa 'migas', os podéis imaginar por dónde van los tiros. Se trata de ir echando migas para que sepas por donde va el camino, pero al final, como en el cuento de Hansel y Gretel, esas migas llevan a una trampa. Pues aquí igual. Imagina que estás con un rollete o personal especial y de vez en cuando te envía pequeñas señales de atención y cariño, dando a entender que la relación avanza hacia algo más estable , pero realmente esa persona no tienen ninguna intención real de tener nada serio ni construir nada contigo. Lo que busca realmente es sentirse deseado/a para ensanchar su ego o cubrir un vacío emocional. Se puede identificar este patrón porque cuando preguntas acerca del futuro suele responder con un “vamos a dejarlo fluir”, “tal vez”, “puede”...
Las personas que practican el breadcrumbing suelen ser bastante inconsistentes, en el sentido de que nunca sabes lo que puedes esperar de ellas, un día estará súper a gusto contigo en la relación y al día siguiente eres un extraño al que han visto una vez en su vida. También pueden no dar señales de vida en días o meses y todo lo que implique “ponerle nombre” a la relación es un tema tabú para ellos. El breadcrumbing genera un refuerzo intermitente. Eso no quiere decir que la persona con la que quedes te tenga que estar todo el rato contando cómo se siente o qué piensa, pero sí es importante que te diga lo que piensa de la relación.