Aprender de los errores
Vamos probablemente por el buen camino, pero arrastrando un poquito los pies: se nota que los halcones aprietan
Barcelona
Si nos pensábamos que los especuladores se habían ido de vacaciones al infierno, nos equivocábamos. El Banco Central Europeo ha saltado como una libre, aunque no como una fiera, contra ellos. En una reunión de emergencia ha buscado esta mañana la manera de contrarrestar las primas de riesgo, tan perjudiciales para los países del sur europeo: o sea, las diferencias entre el coste del dinero y del crédito entre Alemania y los mediterráneos. Empezaban a ser peligrosas. Amenazaban con fragmentar la eurozona. Y con recordarnos episodios muy duros y no tan lejanos de turbulencias en el euro.
El aceite de ricino de Fráncfort ha sido incrementar su amenaza de que comprará más y más bonos de los sureños, cuando lleguen a su vencimiento, en vez de amortizarlos. Es decir, presionará a la baja su precio y algunos se quedarán colgados de la brocha por jugar al monopoly. Y además inventará un nuevo mecanismo "antifragfmentación", que sustituya al llamado "fondo pandémico", creado cuando el coronavirus.
Las primas de riesgo han reaccionado, de entrada, a la baja. Buena señal para el Tesoro italiano, español y griego. Ojalá siga así la cosa, aunque las medidas no hayan sido presentadas de forma tan contundente y amenazante como quizá habría sido necesario. O sea, vamos probablemente por el buen camino, pero arrastrando un poquito los pies: se nota que los halcones aprietan.
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Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...