Poderoso caballero es don dinero

Madrid

Deja que confiese a nuestros oyentes esta mañana que nada es más poético que el dinero cada vez que debe hacerse un presupuesto para inversiones culturales, solidarias o científicas. Poderoso caballero es don dinero. Aunque también es verdad que las 30 monedas se convierten en un veneno terrible cuando se alejan de la poesía, es decir, de la dignidad humana. El progreso que sólo avanza en nombre del dinero es algo que corta la digestión.

Lo compruebo cada vez que los asuntos de trabajo me traen a una de las grandes ciudades de Asia. Su milagro económico no suele hacer feliz a la ciudadanía. He disfrutado estos días de Seúl, ciudad atractiva y difícil igual que su comida. Me cuenta un amigo que la primera pregunta que recibió en una cita amorosa fue: "¿Cuánto dinero ganas?". "Lo suficiente para pagar esta cena y salir corriendo", contestó. La muchacha se enfadó porque esa pregunta era la mejor prueba de que había acudido a la cita con la intención de casarse.

La anécdota me recordó el malestar que sentí al conocer Tokio y enterarme del alto número de suicidios que se producen en la ciudad. La gente tiene la costumbre de tirarse a las vías del tren. Los suicidas dejan un sobre para su familia, pero no con una despedida sentimental, ni con últimas voluntades, sino con el dinero de la multa que la autoridad pone por interrumpir la circulación ferroviaria. Sobrecoge este modo de vivir la economía.

Me gusta Europa porque aprendió a crecer junto a la dignidad de los derechos cívicos. Hay cosas que valen más que el dinero. Lástima que se olviden de eso nuestras empresas energéticas y los que están obsesionados con bajarle los impuestos a los ricos.