A Moreno Bonilla le molesta lo que ya compró, un pacto casi a oscuras con Vox

A 48 horas del inicio de la campaña electoral en Andalucía, la precampaña ya nos ha dejado algunas pistas de que esto no va a ser como Castilla y León. Al rebufo de las encuestas, por cierto y atención, los castellanoleoneses fueron convocados con anticipación a las urnas. Eran aquellas encuestas que pronosticaban la posibilidad de un gobierno de Mañueco en solitario y despejaban el camino de Casado hacía la Moncloa. Entonces el PP se volcó en aquella campaña. El campo era el terreno de juego, ¿recuerdan? Casado con cabras, Casado con vacas, Casado en medio de un campo, hasta Moreno Bonilla se dejó ver en un entorno agrícola. Ayuso fue la gran estrella, con importante presencia en los actos de campaña y un PP más desbocado que nunca, en esa estrategia que diseñó su entonces dirección para frenar a la ultraderecha, pareciéndose más que nunca a la ultraderecha.

En Andalucía las cosas parece que van a ser algo diferentes, la única coincidencia es el viento favorable de las encuestas, el resto no se va a parecer mucho a lo que pasó en Castilla y León y no solo porque algunos protagonistas hayan cambiado. El discurso de Moreno Bonilla busca apoyos en el centro e incluso intenta pescar algo en el caladero socialista, con un tono reposado y nada estridente. Su discurso nada tiene que ver con el de Vox como queriendo hacer olvidar que la influencia de Vox en las instituciones empezó precisamente allí, en Andalucía y con él. Moreno Bonilla, que no ganó en la anterior convocatoria electoral, es presidente gracias al apoyo de la ultraderecha que ha influido en los andares de la Junta. Hoy a Moreno Bonilla le molesta lo que en su momento compró con un pacto, ¿recuerdan? Casi a oscuras. Por eso hoy a Moreno Bonilla le debe molestar Ayuso, porque tanto como él quiere alejarse de Vox tanto quiere acercarse Ayuso que, a diferencia de lo que pasó en Castilla y León, solo tendrá una presencia testimonial en esta campaña. Ayer, y luego lo escucharán, ya quedó claro que su tono chirría con el que quiere imponer en candidato popular.

¿Y Feijóo? Pues Feijóo tampoco parece que vaya a estar muy presente, por aquello de dejar hacer y que pase lo que pase, a él no le salpique. Dice que le deja a Moreno Bonilla manos libres para hacer lo que quiera, como si las decisiones no necesitaran el visto bueno de quien manda en el partido. A Feijóo le sobra todo lo que pueda pasar hasta las próximas elecciones generales.