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La felicidad tóxica: por qué estar siempre contento puede no ser sano

La felicidad no siempre depende de uno mismo, y esperarlo puede llegar a ser tóxico, lo explica Edgar Cabanas, doctor en psicología y autor del libro 'Happycracia'

La felicidad tóxica: por qué estar siempre contento puede no ser sano

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Madrid

‘Tu felicidad sólo depende de ti’, ‘hoy será un gran día’, ‘no dejes nunca de sonreír’, ‘tú puedes con todo’, son miles las frases de este estilo que vemos plasmadas en tazas, felpudos, cuadernos y bolígrafos. Parece que en ocasiones vivimos en una dictadura de la felicidad, donde tener un mal día o estar simplemente triste no está permitido.

Pero la realidad no es así, y pretender que una persona sea siempre feliz, tratar de convencerle de que su bienestar es una elección y no un conjunto de casualidades, muchas de las sobre las que no tenemos control, es más dañino que beneficioso.

Vivimos en una Happycracia

Es la tesis que expone el doctor en psicología Edgar Cabanas en su libro ‘Happycracia’. Él asegura que la felicidad llevada al extremo puede resultar tóxica: “Esa presión por ser feliz; que se ha convertido esa idea de la felicidad en una obsesión, tenemos que ser felices o estamos perdiendo nuestra vida o algo estamos haciendo mal o es un fracaso declarar que uno no es feliz o no está contexto, es tóxica”.

“Es contraproducente,”, explica, “porque nos produce más sufrimiento del que pretende ahorrarnos, y nos aporta menos bienestar del que nos ofrece”. “Este es uno de estos problemas de esta positividad impuesta, y es que tiende a banalizar ese sufrimiento”, añade el psicólogo.

Ser feliz depende solo de uno mismo

El problema llega cuando tratamos de hacer ver que la felicidad de una persona depende única y exclusivamente de sí mismo, y no de factores externos: “Lo que nos dice es que si la felicidad es estar contentos es fácil conseguirlo, si tú quieres puedes, basta con esforzarse”.

“El problema es que conceptualiza la felicidad y el bienestar como una elección, conceptualiza también el sufrimiento como lo mismo, como si fuese que algo que uno está eligiendo y que si sufre es porque quiere”, lo que lleva a la ya mencionada banalización del sufrimiento. Si está pasando un mal momento es porque tú quieres, elige ser feliz.

Si depende de ti el ser feliz, esto implica que no ser feliz es no tener control sobre tu propia vida: “Tenemos la sensación o idea de que el descontrol nos produce mucha incertidumbre y mucha insatisfacción, pero no tener las cosas bajo control es lo más normal del mundo, es lo más natural, no podemos controlarlo todo, y sin embargo la idea de que tenemos que tener todo bajo nuestro control, empezando por nosotros mismos”.

“Todas nuestras reacciones, cómo no sentimos, no es posible. y el hecho de que nos digan constantemente que sí podemos hacerlo, que está en nuestra mano hacerlo, genera expectativas muy altas y genera ansiedad descubrir que ni nosotros mismos estamos bajo nuestro propio control siempre”, analiza.

¿Soy feliz o podría serlo más?

La felicidad es, además, inalcanzable, y por lo tanto agotadora: “Está conceptualizada como una búsqueda incesante, nunca se es lo suficientemente feliz o nunca sabe uno cuándo eres lo suficientemente feliz, lo que crea en realidad es una especie de ansiedad por saber si en realidad estamos bien o podríamos estar mejor de lo que en realidad estamos”.

La búsqueda eterna, nunca estar a gusto porque siempre podrías hacer más por ser feliz, esa es la sensación que crea la idea de felicidad como elección y como objetivo a cumplir en la vida que, lamenta el psicólogo, es demasiado prevalente hoy en día.

¿Qué hago entonces si no soy feliz?

¿Cómo solucionamos esto? ¿Sin aceptar jamás consejos de nadie? Edgar Cabanas propone una solución menos radical: “No quiere decir que no se nos puedan ofrecer guías y ayuda, sobre todo cuando hablamos de personales psicólogos cualificados que nos ofrezcan herramientas para controlar, para guiar ciertas emociones y ciertas conductas”.

“La cultura del ‘todo está bajo tu control si lo entrenas’, eso no es verdad genera unas expectativas altas, una falsa sensación de control y genera mucha frustración”, sentencia, siendo en su lucha contra la Happycracia y los eslóganes de las tazas.

Paula García

Paula García

Redactora en prácticas en La Ventana desde 2021. Previamente en la Agencia Efe en Madrid y Berlín, Alemania....

 
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