De la geometría variable a la política compleja

Pontevedra

Esta mañana hemos amanecido en Pontevedra, más tarde de lo que estamos acostumbrados porque se nota y mucho la diferencia de luz en estas latitudes. Ayer nos acostamos con luz de día y el sol ha aparecido más tarde de lo que estamos acostumbrados a ver desde la terraza de la Gran Vía de Madrid.

Estamos en Pontevedra porque desde aquí vamos a conmemorar el medio siglo de vida de la UNED, la universidad que permite sacarse una carrera de manera semipresencial y que ha permitido que miles y miles de personas tengan la oportunidad de estudiar incluso cuando parecía que ya había pasado su momento.

La verdad es que ni se imaginan lo que reconforta trasladarnos a un entorno universitario, a un entorno de conocimiento, de pensamiento, de reflexión, salir, aunque sean 24 horas, del entorno de ruido y de cierta palabrería, para adentrarnos en el de la reflexión. Pero aun así hay que abordar la actualidad porque de ella, inevitablemente, dependen muchos aspectos de nuestras vidas.

Y ayer, en este sentido, el escenario que capitalizó todos los focos fue el Congreso. Fue allí donde el presidente del Gobierno anunció una nueva ley de secretos oficiales y el control del CNI, fue allí donde se aprobó la nueva ley del audiovisual y la conocida como la ley del solo sí es sí. Y en cada una de las leyes que se aprobaron el Gobierno tuvo que buscar los apoyos casi uno a uno, como viene siendo habitual, así que la ley del audiovisual salió gracias a la abstención del PP y pese a la abstención de los socios de la coalición del Gobierno, y la del solo sí es sí gracias al apoyo de los socios habituales.

Esta es la realidad parlamentaria a la que el Gobierno parece que se va acostumbrando, una realidad en la que la negociación se ha convertido en imprescindible, es lo que antes se llamaba geometría variable y que ahora los socialistas llaman política compleja.

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