En el nombre de hoy, con José Miguel Rojo: 'Suenan tambores en Europa'
Columna de opinión del politólogo y profesor de Ciencia Política y Opinión Pública de la UMU

En el nombre de hoy: 'Suenan tambores'
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Murcia
En el nombre de hoy, 17 de marzo, hablamos de los tambores que se escuchan por toda Europa. Unos anuncian una amenaza bélica y otros nos recuerdan que dentro de poco comenzaremos a realizar estaciones de penitencia. Ya saben que los tambores sirven para marcar el ritmo militar. Disciplinan. Paso firme. También convocan y excitan a la sociedades. Hoy parece que los dirigentes europeos desean alertar a su población, hacerles creer que el contexto bélico no les es ajeno. Que Europa necesita estar preparada para la guerra, plantar cara a la coalición Trump-Putin. Reforzar esta sensación de amenaza, se supone, cohesionará a estas sociedades y facilitará que los gobiernos puedan tomar decisiones presupuestarias duras e incluso activar operaciones militares de hondo calado en Ucrania. Sentimientos encontrados ante este panorama. Siento ser escéptico ante la retórica de la guerra como mal inevitable, aunque tampoco deseo ser naíf confiando en las bondades del diálogo con ninguna autocracia. ¿Es posible encontrar un espacio intermedio? Ni dar la guerra por asegurada, casi como alentando la profecía autocumplida en busca de una épica histórica de la que carecen los grandes líderes europeos de nuestros días, ni quedarse esperando a que estalle el conflicto con una camiseta y una flor por arma. Es posible advertir que nuestras sociedades no están preparadas emocionalmente para asumir los costes de una guerra. Que apenas acabamos de dejar atrás el trauma del coronavirus cuando, en plena ansiedad por cómo llegar a fin de mes, la sombra del reclutamiento masivo de tropas vuelve a sobrevolarnos. Pero, a la vez, reconocer que no podemos seguir dependiendo de Estados Unidos para garantizar la integridad de nuestras fronteras. En definitiva, que no queremos ser héroes ni hippies. Que los tambores son para la Semana Santa, las bombas para los museos y el símbolo de la paz está reservado para fiestas de temática retro.
José Miguel Rojo