En el nombre de hoy, con José Miguel Rojo: 'Luces de Bohemia"
Columna de opinión del politólogo y profesor de Ciencia Política y Opinión Pública de la UMU
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Columna de opinión de José Miguel Rojo. 9 de diciembre 2024
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Murcia
En el nombre de hoy, 9 de diciembre de 2024, hablamos de esas luces navideñas que inundan nuestras ciudades.
Son tan intensas, tan masivas, que generan una sensación de aturdimiento. Miles y miles de luces. Las hay en la vía pública y en el balcón del vecino. Están por todos lados. Parpadean intensamente, cambian de color.
A veces te guían, otras te confunden. Alteran la naturaleza de la noche. Te activan. Si viviera Max Estrella, la intensidad del destello le devolvería un tenue sentido de la vista. Abel Caballero obraría el milagro.
Con tanta luz es casi imposible pensar en nada más. Suspendemos el juicio por unos meses. Nos olvidamos de todo.
Bálsamo social necesario o bruma que amansa a las masas. Sea como fuere, estas luces desenfocan. Creamos un pacto de ficción. Olvidamos el avance del totalitarismo en el mundo y de la desigualdad. Ya casi no podemos pensar en el cambio climático que llegó tímidamente a inquietarnos en noviembre. Atrás queda el descrédito institucional, la crisis de confianza, el precio de la vivienda o el drama migratorio.
Nadie sabe dónde está Corea del Sur con tanta luz. Y si a la luz le añades una melodía navideña, es imposible pensar en Siria.
Tenemos derecho a desconectar y a soñar con vivir nuestro propio Love actually. Pero, ¿nos recuperaremos del destello? ¿Volveremos a ver con claridad la realidad, sin la adulterada intensidad del rayo navideño que no cesa? La deformación de la realidad permanece, el espíritu navideño languidecerá.
A Valle-Inclán le habría encantado recorrer las calles de cualquier centro urbano español durante estas entrañables fiestas. Entre tanta artificialidad, la inquietante pregunta sobre el sentido de nuestra existencia no desaparece. Porque, en el fondo, sabemos que toda la fantasía que se refleja en las gafas de los demás es pasajera.
Cuando todas las luces se apaguen, ¿seremos capaces de llevar luz donde hace falta?
Me viene a la cabeza un poema de David Eloy Rodríguez, que dice algo así como ….
Y si no hubiera luz,
si no la hubiera,
buscaríamos un faro
en la tormenta,
haríamos un fuego,
construiríamos la luz.
Porque lo importante es qué pasará cuando la luz se apague. Qué haremos tras el impasse de esta Navidad masiva, ostentosa, por momentos hortera, que nos ilusiona, que nos alegra y que, por tanto, nos vemos obligados a defender. Pero que el destello no nos confunda a perpetuidad.
El exceso de luz reflejada en los espejos cóncavos dan la realidad de la España contemporánea. Intensamente deformada, entregada al hedonismo y al paréntesis eterno.
Pero qué bonitas quedan las luces en mi belén. Ponme a Navajita Plateá.
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Paqui Pérez Peregrín
Paqui Pérez Peregrín es licenciada en Periodismo por la UCAM y licenciada en Publicidad y Relaciones...