Kiss pone a Cartagena en la historia del rock

Cartagena

Después de 50 años de existencia y de ocupar a lo largo de este tiempo el pódium del rock mundial, Kiss ha dicho adiós a los escenarios de España con un único concierto en todo el país. Tiene su importancia que haya sido Cartagena el lugar elegido, un hecho que da muestras de la consolidación, en tan solo dos ediciones, del festival Rock Imperium que se ha celebrado en el Parque del Batel entre los días 23 y 25 de junio.

Esta gira de despedida a nivel mundial recorrerá hasta el 2 de diciembre, en que actuarán en el mítico Madison Square Garden de su New York natal, cuatro continentes (Africa queda excluída) y un puñado de países. No es poco el mérito de que Cartagena haya estado en ese selecto grupo de ciudades.

Kiss dio muestras en su concierto cartagenero de una fortaleza física y musical prodigiosa, lo que lleva a pensar que se retiran en su mejor momento, cuando no queda nada por demostrar, y huyendo de la posibilidad de que sus millones de seguidores fueran testigos de un triste declive. Su actuación en el Imperium fue un prodigio de facultades, y la mejor demostración de “rock and roll circus” que existe hoy día en el circuito mundial.

Su show, de dos horas exactas de duración tuvo de todo: plataformas que elevaban a los músicos por encima del escenario, llamaradas, naves espaciales, tirolina (con el cantante Paul Stanley sobrevolando a los espectadores para aterrizar en la torre de controles y desde ahí interpretar dos canciones ante el delirio del público que quedaba a sus pies), globos, confetti, castillo de fuegos artificiales y, para cumplir con todos los tópicos del rock, guitarra destrozada contra el suelo.

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Podría dar la impresión de que, con todos esos artificios, la música no estuvo en primer plano, pero eso no fue así. La potencia musical, la autoridad interpretativa de Kiss fue una demostración de por qué son una leyenda viva. Una fiesta total, finalizada con la interpretación de “I was made for loving you” y “Rock and roll all nite”, dos de sus himnos, que fueron precedidos por todos los grandes éxitos de estas cinco décadas.

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Otros grandes momentos del festival

Esta segunda edición del Rock Imperium -al margen de balances de impacto socioeconómico que se esperan en los próximos días- dejó también la estela de grandiosas actuaciones de un total de 54 bandas. Repartidas en dos escenarios en la Cuesta del Batel y otro (con carpa, lo que se agradeció mucho en este fin de semana tan caluroso) en la plaza de Antigones, se pudieron disfrutar actuaciones como las de Leo Jiménez y Saratoga en la jornada del viernes. Los dos principales exponentes del heavy nacional en el festival, con momentos memorables como el reencuentro sobre el escenario de Leo Jiménez (cantante en una larga etapa de Saratoga, que cumple ya 31 años de historia) y el actual, Tete Novoa. Muy “heavy” para sus seguidores.

De esa jornada, brillaron especialmente Evergray (que llegaron a interpretar el himno nacional español con un punteo de guitarra) y Steve´n´Seagulls, una propuesta con toques country muy original y atractiva. Cerraron la primera noche los míticos Helloween, que dieron “calabazas” de calidad y entrega a sus seguidores.

En la jornada del viernes también sorprendió la actuación de los japoneses, de Tokyo, Melt 4, derroche de fuerza y velocidad.

En la jornada del sábado la tarde fue elevando el tono, desde la calidad suprema de H.E.AT. a Europe, que no defraudaron a sus miles de fans, dando muestras de que en vivo son mucho más duros y contundentes que en su exitosa discografía, plagada de hits mundiales como “Carrie” o “The final countdown”. Y reconforta saber que, salvo el batería, siguen luciendo sus míticas melenas.

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Deep Purple, otros mitos vivientes, también actuaron en la noche del sábado, con la certeza de que nos encontrábamos ante unos veteranos, guardianes de las esencias del rock clásico y progresivo. Pura exaltación nostálgica. Y como guiño al público español, unos pasajes con notas flamencas al piano.

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La noche la cerraron Soen, otros grandes del género.

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La jornada del domingo la abrieron los cartageneros Elure, que por méritos propios se han hecho un hueco en el festival, junto a grandes nombres del rock. No obstante, los momentos culminantes de la jornada fueron las actuaciones de Lordi, grupo finlandés que ganó Eurovisión en 2006, y que llegó con sus atuendos monstruosos (y calurosos, como refirieron en varias ocasiones haciendo mención al “fucking sun of Spain”), los maravillosos The Winery Dogs, los ya mencionados Kiss, y para finalizar, Skid Row.

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En resumen, un fin de semana intenso en el que Cartagena se ha consolidado como capital del heavy rock.