El Festival de Primavera de Lorca cumple diez años en todo su apogeo
Los Rebeldes, La Orquesta Mondragón, Nacha Pop, Rafa Sánchez y Medina Azahara dieron muestras de la fortaleza de bandas en torno a cuarenta años de vida
Lorca
La celebración de las diez primeras ediciones del Festival de Primavera de Lorca prometía ser, y lo cumplió, una de esas noches que los amantes de la música de las generaciones de hace cuatro décadas hacia acá iban a recordar siempre. Sobre el escenario de IFELOR desfilaron formaciones musicales que han ganado con el paso de los años, que tienen ahora un peso y una solidez en la ejecución musical mucho mayor que la que atesoraban cuando iniciaron sus carreras en los 80 o en los últimos años de los 70, en que pesaba más la frescura, el descaro, la ruptura con la corriente musical melosa y las ansias de libertad.
Los Rebeldes
Con puntualidad lorquina salieron a escena Los Rebeldes, con Carlos Segarra al frente, para demostrar que siguen siendo los principales referentes en el rockabilly español.
“Las dos caras de la misma moneda”, “La rosa y la cruz” “Eres mía”, “Bajo la luz de la luna”, “Rebeca”, “Un español en Nueva York”, y “Mediterráneo”, no faltaron en su repertorio, compuesto por clásicos, escritos en su juventud, muchos de ellos durante su mili en Ceuta.
La Orquesta Mondragón
Acto seguido fue el turno para la Orquesta Mondragón, con un Javier Gurruchaga de quien se podría decir que no pasan los años. “Soy el hombre sin brazos del circo… soy capaz de fumar con los pies…”. Así empezaba “Garras humanas”, la canción que abría un repertorio con muchos de sus clásicos, aunque no dio tiempo a todos, porque es inabarcable: “Viaje con nosotros”, “Caperucita feroz”, la versión de una canción de Aute, “Anda suelto satanás”, “Tic tac”, “Corazón de neón” y la traca final con “Lola”.
Tuvo Gurruchaga un recuerdo especial para Ucrania, cuando ya se cumplen 14 meses de guerra y el foco mediático se va poco a poco apartando de la tragedia en esas tierras, con una versión coreada con el público del clásico “Imagine” de John Lennon.
La Orquesta Mondragón sigue siendo una potentísima banda de rock clásico, con un repertorio imbatible y eterno, y el añadido de la personalidad arrolladora de un líder provocador, carismático y cercano en el escenario y fuera de él.
Nacha Pop
La desaparición prematura de Antonio Vega no ha sido impedimento para que su primo Nacho García Vega siga manteniendo en pie con grandeza el legado que construyeron juntos. El también miembro fundador de la banda, lidera esta renacida Nacha Pop, con un repertorio en el que se alternan los clásicos ineludibles y las composiciones de la última década, ya sin la genialidad creativa de Antonio.
Fue la de Nacha Pop una actuación llena de fuerza y autoridad en el escenario, arrancando el repertorio con “Vístete” para hacer parada en otras estaciones de su exitosa carrera: “Lucha de gigantes”, “Grité una noche”, “Relojes en la oscuridad”, “Persiguiendo sombras”, y el cierre con su himno intergeneracional “Chica de ayer”.
Rafa Sánchez, de La Unión
Quien fuera cantante y principal referente de La Unión ha tomado nuevos bríos tras la separación en 2020 de lo que quedaba de una banda imprescindible en la historia del pop español. Por un lado, el fallecimiento del guitarrista Mario Martínez, y por otro la falta de entendimiento con el otro miembro fundador, Luis Bolín, sobre los derroteros que debía tomar el grupo, le llevaron a tomar la decisión que se ha demostrado, a la postre, más adecuada para perpetuar y dar nueva vida a las composiciones de una banda que cuenta sus canciones por himnos.
El caso es que Rafa Sánchez ha vuelto a hacer giras con un grupo al completo, esto es, con todos los músicos en escena y tocando en directo, tras largos años -demasiados- en los que brillaba sobre todo la voz de Rafa, incombustible, pero la cuestión del acompañamiento musical no parecía ser -por decirlo eufemísticamente- una prioridad.
Sin embargo, el concierto de Lorca dio muestras de una potencia de la banda, arropando la peculiar voz de Rafa, en plena forma, para interpretar clásicos que invitan a bailar desde la primera nota.
“Ella es un volcán”, “Falso amor”, “Maracaibo”, “Más y más” y otras muchas nos fueron llevando a la traca final, con “Lobo hombre en París” y “Vuelve el amor”, convertido el recinto en una inmensa pista de baile en la que más de 3.000 personas se entregaron incondicionalmente.
Medina Azahara
La banda cordobesa, con 43 años de vida y de vitalidad sobre los escenarios, se sustenta en tres pilares: la presencia carismática y la personal voz de Manuel Martínez, la guitarra de Paco Ventura y los teclados de Manuel Ibáñez. Los 3 pueden presumir de ser los mejores en lo suyo.
Y lo suyo es satisfacer una legión de seguidores que se mueven por toda España en peregrinación acudiendo, siempre que pueden, a los conciertos de esta banda que cuenta también con otros miembros que le dan sustento rítmico, batería y bajo, para convertirse en un grupo al que rinden pleitesía los más puristas fans del heavy y los más acérrimos seguidores del flamenco.
La primera parte de su show estuvo dedicado a presentar el homenaje que rinden a Triana, los pioneros del rock andaluz, en un disco llamado “Llegó el día”. Es un tributo respetuoso, desde la admiración y la responsabilidad que otorga ser coetáneos y compañeros de cartel desde los años 70 de la legendaria banda sevillana.
“Una noche de amor desesperada”, “El lago”, “Abre la puerta” y una bellísima versión de “Tu frialdad” fueron protagonistas en un bloque que abrió “Hijos del agobio”.
Y a continuación, una selección de las grandes canciones de Medina Azahara, empezando por “Paseando por la mezquita”, la primera y más reconocible de sus composiciones. Le siguieron, entre otras, “Córdoba”, “No quiero pensar en ese amor”, “Necesito respirar”, y el final coreado con los entregados espectadores, al son de “Todo tiene su fin”, el clásico de Módulos al que la banda cordobesa ha dotado de nuevos bríos.
Así transcurrió una noche en la que se demostró que, hecha la criba propia de un fenómeno tan variopinto y cajón de sastre como lo fue la música de los años 79, 80 y 90, los mejores permanecen con una fuerza en escena digna de aplauso, y con una legión de seguidores que van con ellos hasta el infinito y más allá.
Buena organización
En la producción del Festival cabe señalar la puntualidad de todos los conciertos, que se iniciaron a la hora señalada, sin un minuto de demora, pese a que hubo que cambiar totalmente la escenografía y el back-line (esto es, los instrumentos), un sonido perfecto, y una organización que convirtió la asistencia en una experiencia positiva, con ganas de saber que deparará la 11ª edición que previsiblemente será presentada en noviembre y se celebrará en abril de 2024.
La 10ª edición del Festival de Primavera ha contado con el sello de LOS40 Classic y, además de otras instituciones, ha colaborado Radio Lorca-Cadena SER en su 40º Aniversario.