Crónica de una pandemia: Vigo en confinamiento
El 14 de abril de 2020 se decretaba el estado de alarma y los no esenciales se encerraban en casa
Vigo
El 14 de marzo de 2020, el Consejo de Ministros aprobó, como anunciara Pedro Sánchez el día anterior, el estado de alarma y, entonces, nos enteramos de que esto implicaba el confinamiento de toda la población no esencial, inicialmente por quince días. En todo caso, aquel día todavía pudimos salir a la calle, porque el Consejo de Ministros duró horas y la comparecencia del presidente, prevista para las 14:00 horas, se produjo finalmente a las 21:00.
Tampoco utilizó la palabra "confinamiento"; hablaba de “medidas de distanciamiento de los ciudadanos y de restricciones de la movilidad”. En principio, era por quince días. Finalmente, duró tres meses.
Aquel primer lunes, 17 de marzo, vimos por primera vez Vigo vacío, la frontera con Portugal cerrada y el ejército en la calle. En las calles, camiones desinfectaban la vía pública, las aceras y el asfalto. En los balcones, aplausos.
Mientras tanto, el Concello habilitaba hostales y pabellones para que también las personas sin hogar de toda el área pudieran confinarse.
En aquel momento, los esenciales nos movíamos con salvoconducto para ir a trabajar; el resto, solo para comprar productos esenciales, cuidar de dependientes o pasear al perro. Algún can nunca había caminado tanto... Siempre solos, y en los establecimientos, a un metro de distancia de seguridad. Sin mascarilla al principio, porque no había y porque no las recomendaron hasta el mes de abril. Ese mes, el día 20, empezaron a ser obligatorias en determinados espacios.
Entonces empezamos a diferenciar entre quirúrgicas y las distintas FFP. Mientras tanto, la Policía, la Guardia Civil y el Ejército proponían para sanción a miles de personas.
En paralelo, la situación en los hospitales se agravaba. Contábamos brotes y oleadas. La primera fallecida tenía 92 años y estaba ingresada en Povisa. El año acabaría con 277 fallecidos con el virus.
El primer gran brote, también en Vigo, fue en una residencia, la de Barreiro, con 22 fallecidos. Sumaron 43 con los fallecidos de la Domus Vi de Aldán.
Aquí inventamos el covid-auto.
Los peques se mantenían en casa con deberes online y, los más afortunados, con celebraciones sorpresa.
La música salía de dos coches de la Policía Nacional para una niña de Vigo. Fue el 26 de abril cuando pudieron salir los más pequeños, finalmente junto con el resto de la población, aunque solo una hora como máximo y a un kilómetro de distancia de casa.
Después nos acostumbramos a cierres perimetrales, número de comensales por mesa o porcentaje de público por espacio.
Con el turismo en mínimos históricos, con miles de personas en ERTE y con colas para tramitar ayudas, el 15 de junio llegaría lo que dimos en llamar “nueva normalidad”, aunque tras ella hubo nuevas olas. Hasta el 20 de abril de 2022 llevamos mascarilla en interiores.
Las elecciones autonómicas, suspendidas durante el confinamiento, se celebraron en julio de 2020. En 2021 llegó la vacuna. Pero esa ya es otra historia.
