El Celta otea el horizonte europeo

Vigo

Iago Aspas sigue sumando goles esta temporada. Tras marcar otra vez de penalti, el capitán del Celta ya lleva 8 y se pone a dos de los primeros clasificados en la lucha por el Zarra. Pero el gol de Aspas cierra el círculo. Porque la historia de Iago en el Celta y con la grada de Gol que ayer se despedía de la afición y de Balaídos, se cierra como empezó. Aspas debutaba con el Celta en un partido dirigido por Eusebio Sacristán en el que el equipo vigués luchaba por eludir el descenso a Segunda División B y Aspas marcado dos goles en esa grada. Anoche en su despedida volvía a marcar. "Es una pena y es nostalgia, en 2009 debutaba en Balaídos con toda esta gente y pude marcar dos goles en esa misma grada. Recuerdo que salté la valla para celebrarlo con todos los aficionados pero esto es fútbol una constante remodelación", expresaba el capitán tras finalizar el partido.

El Celta abría este viernes la jornada de liga ante Osasuna y la victoria ha situado al cuadro celeste, a expensas de lo que pase este fin de semana, en novena posición con 32 puntos empatado con el Betis y a 3 del Rayo Vallecano que ocupa la sexta plaza. La ilusión por hacer algo grande este año está ahí y el capitán no oculta su deseo de soñar a lo grande. "Me encantaría soñar con Europa, pero aún quedan 13 o 14 jornadas y por delante tenemos un calendario muy duro. Nos centraremos en ganar el siguiente partido, en ir partido a partido”, comentó el máximo goleador del Celta.

Tras un inicio de 2025 muy irregular, el delantero de Moaña reconoce que "cualquiera hubiese firmado el 7 de 9" que han realizado en las tres últimas jornadas contra Betis, Atlético y Osasuna. “En la primera media hora nos ha costado un poco, no hemos entendido bien la presión, pero a partir de ahí mejoramos. El míster dio unas instrucciones en el descanso de cómo teníamos que presionar y empezamos a llegar más a campo rival. Con el 1-0 ya nos tocó defendernos”, analizó.

Aspas sigue buscando su mejor versión después de un mes lesionado pero cada vez que sale al campo demuestra lo que es. Un jugador único e irrepetible al que el celtismo añora cuando no está y adora en todo momento.