La mirada de Jorn Lucas: Los fuegos artificiales

A Coruña

Aunque no llevo tanto tiempo viviendo en A Coruña, la semana pasada no fue la primera vez que me tomé las doce uvas durante la Nochevieja. O una variante de esta costumbre, porque doce pasas o doce sorbitos de cava también vale - alguna vez fueron una uva… no?

Las tradiciones y experiencias nos las llevamos de un lugar a otro. De manera bastante oportunista - porque algunas valoramos más que otras.

Así es que tomar las uvas en fin de año ya es una tradición en nuestra familia desde hace décadas, también en un barrio de las afueras de Ámsterdam. Y unas tradiciones neerlandesas, las hemos perdido en el camino. Por ejemplo esto… - que realmente nunca fue algo ‘nuestro’...

Cada año se gastan más de 100 millones de euros en fuegos artificiales. Eso solo incluye los fuegos legales, que se pueden comprar libremente en los últimos tres días del año.

No contamos los fuegos artificiales ilegales, que a veces parecen más cohetes tipo avalancha.. Y no estoy exagerando.

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Los daños son inmensos. Casi 150 casas en llamas, 300 coches calcinados, 1100 heridos - y dos muertos, entre ellos un niño de 14 años.. Sobre el daño para el medio ambiente no se habla, pero los seguros hablan sobre unos 10 millones de euros en daños.

Igualmente para unos, no puede haber una celebración de fin de año sin fuegos artificiales. Para otros, estos fuegos son algo espantoso. Este último grupo sigue creciendo, pero el debate sobre un veto va lento.

Antes de tomar una decisión, en los Países Bajos se busca y busca primero el consenso en un diálogo interminable..

A mí me gusta mucho la otra tradición neerlandesa en fin de año: el tradicional oliebol en Nochevieja - una bola de masa dulce, frita y con relleno de pasas. Pero los fuegos artificiales excesivos, eso no lo echo de menos ni un segundo.

Prefiero las doce uvas y una buena botella de burbujas.

Al fin y al cabo, eso también tiene su explosión especial