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Athletic-3 Celta-1

El Celta se hace el harakiri defensivo en San Mamés

Los errores defensivos vuelven a condenar a los celestes

BILBAO, 22/09/2024.- El delantero del Athletic Club Gorka Guruzeta (d) celebra con sus compañeros uno de los goles que marcó durante su partido de la jornada 6 de LaLiga contra el Celta de Vigo en el estadio de San Mamés en Bilbao este domingo. EFE/ Luis Tejido / LUIS TEJIDO (EFE)

BILBAO, 22/09/2024.- El delantero del Athletic Club Gorka Guruzeta (d) celebra con sus compañeros uno de los goles que marcó durante su partido de la jornada 6 de LaLiga contra el Celta de Vigo en el estadio de San Mamés en Bilbao este domingo. EFE/ Luis Tejido

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El Celta vuelve a caer en los mismos errores. Los de Giráldez son felices en Balaídos e infelices fuera de casa. Pocas veces el Athletic puede presumir de haber ganado un partido necesitando tan poco. Tres zarpazos de los leones y tres goles. Uno ve la estadística y se encuentra con que el Celta tuvo un 68% de posesión en San Mamés, que sacó el doble de córners que el equipo local, que tiró más a puerta y que dio más del doble de pases que los de Valverde. Eso sí, sin la efectividad ni la contundencia necesaria para poder rascar algo positivo de San Mamés.

El Celta es ese equipo que, ante la desgracia, más que crecerse se hace el harakiri. Minuto tres de partido y Mingueza en una carrera en zona de ataque se lesiona. Sabiendo que tiene un pinchazo, lejos de tirarse al suelo para que lo atiendan y dar tiempo a Marcos Alonso para quitarse el chándal y entrar, decide salirse del campo dejando al equipo con diez. Con balón a favor, lo pierde el Celta y el Athletic lo aprovecha para ganar la espalda en la banda donde no estaba Mingueza para que marque Guruzeta en el rechazo. 1-0 de pardillos que cambiaba el guión a los cuatro minutos.

Y, en ese momento, volvió a aparecer el Celta mandón, valiente, que combinaba para hacer daño al Athletic hasta que lo consiguió con un pase de Bamba a Aspas que el de Moaña transformó en penalti. El propio Aspas marcó desde los 11 metros el gol del empate. Era el premio al empeño, a las ganas y al fútbol del Celta. Lejos de conformarse, los de Giráldez eran dueños del balón y tuvieron un desmarque de Douvikas que casi marca, un taconazo de Marcos Alonso que sacó Agirrezabala y un gol anulado a Aspas por poco.

Y, justo después de ese gol, llegó el centro lateral nuestro de cada día. No necesito empujar el Athletic al Celta para darle la vuelta al resultado. Un centro lateral magistralmente lanzado por Berenguer, un desajuste de Starfelt y Jailson y un remate limpió de Guruzeta. 2-1. Dos disparos de los de Valverde y dos goles. Máxima efectividad y preocupante respuesta defensiva de los de Giráldez en las acciones que sabían que eran más peligrosas. Ese gol les hizo mucho daño.

En la segunda parte los cambios del Athletic les dieron frescura y los cambios del Celta no mejoraron al equipo. Tuvo Bamba un mano a mano que salvó Padilla con la pierna por poco y no probó nada más el Celta. Demasiado control de posesión sin profundidad, muchos errores no forzados en el pase y un ritmo bajo a la hora de elaborar. Cuando el Celta buscaba la reacción el Athletic lo mató en una contra. Carrera de Williams y centro limpio para el remate de Djaló en el primer palo. Otra vez nadie es capaz de parar una contra que se inició en el lateral derecho rival y no hubo contundencia en la marca dentro del área propia.

El Celta ha encajado tres derrotas en sus tres salidas y, lo que es peor, le han marcado 10 goles en tres partidos. Con esta media de goles encajados como visitante, para rascar un punto fuera de casa el Celta necesitaría marcar tres goles. Para ganar, cuatro. Algo al alcance de muy pocos equipos. La nota positiva, otra vez el partido de Aspas que fue el único que estuvo a la altura y las buenas sensaciones del debut de Marcos Alonso. Lo peor fue la fragilidad defensiva y la errática apuesta de Bamba que sigue estando a años luz de lo que puede ser. La Ley de segunda oportunidad con el francés empieza a ser desesperante. Incluso con un toque suicida cuando pasa a jugar de carrilero. Ya es la segunda vez.

Y todo esto pudo haber cambiado si Trujillo Suárez hubiese dado a ON en el VAR en el minuto 20 de partido. Si el colegiado de la Sala VOR hubiese avisado a Sánchez Martínez de una entrada de roja de Berenguer a Javi Rodríguez clavándole los tacos por encima del tobillo. La vieron todos menos Trujillo Suárez que es el que manda arriba. Pero ya sabemos que el VAR y el Celta son antagónicos. Tienen ya experiencia los celestes con este asunto. El cuento que se escribió en San Mamés pudo ser otro con 80 minutos en superioridad. Otra vez será.

 
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