"En el paritorio nos dijeron que teníamos una hija subnormal que siempre sería un pequeño monstruo"

Lugo

Como cada 21 de marzo, el mundo celebra el Día Internacional del Síndrome de Down. Una fecha que pone a la sociedad delante de un espejo para demostrar que todavía no se ha conseguido la inclusión real, que aún se mira por encima del hombro a quién tiene un cromosoma de más y que su condición se usa como insulto.

Si buscamos en el diccionario, Síndrome de Down tiene dos sinónimos: trisomía 21 y mongolismo. Este segundo término se acuñó debido a la apreciación en los primeros estudios médicos en lo que se observó que los afectados presentaban ciertos rasgos faciales similares a los de los mongoles.

Los mongoles son un grupo étnico que se originó en lo que en la actualidad es Mongolia, Rusia y la República Popular China. Sin embargo, en el lenguaje coloquial llamar a una persona "mongolita" o usar expresiones como "estar haciendo en mongol" es otra forma de decir "eres tonta o deja de comportante como un tonto".

Este es solo un ejemplo de cómo el problema no reside en las personas con un cromosoma duplicado si no en el resto porque se sigue usando como término despectivo para reírse de un tercero.

María José Blanco en la presidente de 'Down Lugo' y es la mamá de Carla, una chica de 29 años que tiene claro lo que quiere llegar a ser: política. Dice que le encanta "sobre todo Feijóo", pero mientras no llega la oportunidad sigue labrándose su futuro. Trabajó en una residencia de la Xunta de Galicia "haciendo las camas, recogiendo...", todo labores muy metódicas, en lo que es, según su madre, muy buena.

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En la actualidad, dice María José, hay muchas opciones laborales para las personas con Síndrome de Down, desde oposiciones hasta empresas privadas que van abriendo su mentalidad. "Es muy duro ver cómo les cierran puertas, por eso desde la asociación nosotros lo que hacemos es centrarnos mucho en que se les busque un trabajo", explica Blanco.

Una noticia desagradable

Hace 29 años que María José reconoce haber vivido una situación de lo más desagradable. "En el paritorio recuerdo como los médicos discutían, decían que me iba a quedar en shock... yo no entendía nada y a mi marido le dijeron que iba a tener una hija subnormal", recuerda emocionada.

Pero lo peor no fue eso, después del primer día de ajetreo, noticias y poca empatía "el día después de dar a luz el doctor me dice que voy a tener un pequeño monstruo toda la vida conmigo. Esto es duro para cualquier persona, más para una madre", sentencia.

La falta de tacto es algo que jamás olvidará de este día. Asegura que Carla es para ella alguien fundamental en su día a día y que cada logro que consigue lo celebra por mil. Una chica trabajadora que quiere que la sociedad le de el sitio que merece, alegre y consciente de su realidad. Por eso no quiere que la traten como una niña pequeña, ella tiene 29 años.