Los mercados de invierno del Celta
Análisis de una década de fichajes invernales de los celestes
Vigo
Estrenarse como director deportivo de un club español en pleno mercado de invierno es un buen test de estrés para Marco Garcés en su estreno con el Real Club Celta. Y es que este mercado de invierno para el club celeste no ha sido precisamente demasiado animado en los últimos diez años. Casi siempre ha salido a devolver y se ha aprovechado casi más para desprenderse de jugadores que para fichar. Lo que está claro es que salvo la excepción de las temporadas 18-19 y 19-20, en la mayoría la apuesta del club fue tímida y sin demasiada fe. Cuando uno va al mercado sin expectativas, buscando una oferta last minute, con poco dinero y sin excesivo trabajo previo, está claro que tampoco se puede esperar que llegase un mirlo blanco bueno, bonito y barato.
Las dos excepciones las encontramos en año complicados de muchos cambios de entrenador y de complicaciones para lograr la permanencia. En la temporada 18-19 el Celta apuesta por un central internacional, experimentado y con buen pie como el neerlandés Wesley Hoedt (Southampton), por un lateral solvente de Boca Juniors y que había pasado por el Celta B como Lucas Olaza, y un jugador creativo y de mucho talento como Ryad Boudebouz que llegaba del Betis. Apuestas contrastadas y jugadores que podrían ayudar a dar un salto de calidad. Olaza dejó dos asistencias y Ryad 1 gol y 3 asistencias. Para poder fichar en este mercado se tuvieron que ir Roncaglia (Valencia), Eckert (Excelsior), Toro Fernández (Peñarol), Mazan (Venezia) y Junior Alonso (Lille).
Pero el mercado más potente y más exitoso para los celestes fue al año siguiente. En este mercado 19-20, con el agua al cuello y un equipo muy inexperto y tierno, el club decide apostar por jugadores veteranos, experimentados, internacionales y de calidad. No era fácil empezar un mercado con el equipo coqueteando con el descenso y después de haber perdido a Lobotka (Napoli). El Celta se movió en el mercado y fichó al centrocampista internacional croata Filip Bradaric que llegó del Cagliari. También encontró al delantero titular de Rusia, Fiodor Smolov (Lokomotiv de Moscú) y al central titular de la selección colombiana, Jeison Murillo (Sampdoria). La guinda del pastel llegó más adelante con el fichaje de Nolito que abandonó el Sevilla para volver a Vigo. Los cuatro jugadores fueron importantes para lograr la milagrosa salvación sobre la bocina. Eso sí, para que pudiesen venir, además de Lobotka, abandonaron el club Emre Mor (Galatasaray), David Costas (Almería) y Beauvue (Deportivo).
Pero el resto de la década no fue demasiado afortunado el Celta en este mercado. En la 13-14, a Luis Enrique le llegaron un austero central como Íñigo López (Paok) y un delantero brasileño que estaba en Moscú: Welliton Silva. Silva demostró su carácter indisciplinado hasta el punto que debutó y Luis Enrique dijo que no iba a jugar más y así fue. Para que llegasen estos dos jugadores, se fueron David Costas, Toni Dovale, Bellvis, Llorca y Jonathan Vila.
En la 14-15, ya con Berizzo, el Celta solamente movió ficha para contratar a Theo Bongonda. En la 15-16, al técnico argentino le ficharon al Chelo Díaz (Hamburgo) y a Claude Beauvue del Lyon. Tuvo mala suerte el Celta por la gravísima lesión del delantero francés de la que ya no se recuperó. Pagó 5 kilos por él y no pudo aprovecharlo. Fue el invierno en el que el Celta decidió vender a su capitán Augusto Fernández al Atlético de Madrid por 5 millones de euros. También se deshizo de Madinda y Yelko para hacer sitio.
En el año del EuroCelta tampoco el club hizo un esfuerzo para reforzar al equipo. El Celta estaba a punto de cargarse al Madrid en Copa y estaba avanzando en la Europa League, pero no estaba muy por la labor el club de satisfacer a Berizzo. Se fueron Orellana (Valencia), José Naranjo (Genk) y David Costas (Oviedo) y llegaron Hjulsager y Jozabed. El rendimiento de ambos fue nuevamente deficitario y apenas sirvieron para darle una rotación austera al Toto.
En la 17-18 a Juan Carlos Unzué le salió rana la apuesta del club por Emre Mor. De ahí que en el mercado de invierno se buscan jugadores para fortalecer el equipo. Llegaron el eslovaco Rober Mazan (Zilina) y el delantero argentino Lucas Boyé (Torino). Para hacer estos fichajes se fueron Guidetti (Alavés), Bongonda, Hjulsager (Granada), Lemos (Lugo) e Iván Villar (Levante).
Si saltamos los dos buenos mercados de invierno anteriormente analizados, en la 20-21 llegaron el Facu Ferreyra (Benfica), Augusto Solari (Racing) y Aarón Martín (Mainz 05) y se fueron cedidos Olaza y Okay. En la 21-22 llegó Orbelín Pineda y se fue Okay y, en la 22-23, llegó Seferovic que rindió bastante bien y se fue Denis Suárez. Poco después, ya con el mercado cerrado, llegó el portero Diego Alves que apenas pasó por Vigo antes de lesionarse.
Marco Garcés tiene en sus manos si el mercado se parece al de los 8 años de Bueno, Bonito, Barato y más salidas que entradas o si se parece a las dos temporadas en las que el Celta apostó firmemente por experiencia, talento y jugadores contrastados.