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El acusado del crimen de Oza-Cesuras dice que persiguió a la víctima y luego la vio muerta

La sección primera de la Audiencia Provincial de A Coruña ha acogido la sexta sesión del proceso

A CORUÑA, 09/11/23.- Comienza en la Audiencia Provincial de A Coruña este jueves el juicio contra el hombre acusado del asesinato de una mujer en Oza-Cesuras, para el que la fiscalía pide 28 años de cárcel. EFE/Cabalar / Cabalar (EFE)

A CORUÑA, 09/11/23.- Comienza en la Audiencia Provincial de A Coruña este jueves el juicio contra el hombre acusado del asesinato de una mujer en Oza-Cesuras, para el que la fiscalía pide 28 años de cárcel. EFE/Cabalar

A Coruña

El acusado del crimen de Oza-Cesuras (A Coruña) ha alegado que persiguió a la víctima en un intento de robo "para que no avisara a la Policía" y luego, tras perderla de vista, vio su cadáver tras un disparo que atribuye a un compañero, que nunca fue encontrado.

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La sección primera de la Audiencia Provincial de A Coruña ha acogido la sexta sesión del proceso, con jurado, por unos hechos ocurridos el 15 de enero de 2021, cuando una mujer de 33 años -convaleciente tras una operación y al cuidado de un hijo de dos años- fue ejecutada por un disparo en la cabeza a bocajarro en su domicilio de Oza-Cesuras.

Tras la celebración de todo el juicio, el acusado -que el primer día se declaró inocente del asesinato y culpable de un intento de robo- ha relatado que aquel día fue a por drogas a Meicende (Arteixo, A Coruña), donde se encontró con un conocido de nacionalidad portuguesa llamado Paolo -no encontrado durante la instrucción y ante el que dice que "tenía miedo" por lo que le pudiera pasar a su familia-, que "no tenía dinero", por lo que propuso ir "a robar".

Según su versión, su compañero propuso ir a una casa porque sería más fácil vender la mercancía y él se le ocurrió la vivienda de la víctima: "Porque estaba vacía, sabía que no había nadie, que no había moradores", ha detallado tras afirmar que "imaginaba" los horarios de trabajo de la mujer.

De camino a ese domicilio, de acuerdo a su relato, pararon a comprar unos grilletes por si aparecía alguien durante el robo y a consumir drogas varias veces, tras lo que llegaron a la zona y se puso un chaleco reflectante, porque es lo que se usa para "pasear en las aldeas" y entendía que llamaría menos la atención.

En la vivienda no había luz, pero al llegar a la puerta se encontraron con la víctima, a la que empezó a perseguir su compañero mientras ella "gritaba ayuda o socorro" y el acusado le dijo: "Cállate, no sigas gritando", pero "empezó a correr".

"Mi reacción fue saltar la valla (y empezar una persecución) para que no avisara a la Policía", ha relatado sobre una carrera que empezó fuera de la vivienda -donde "si quisiera hacerle daño" ya la tenía cerca como para dispararle- y continuó dentro, escaleras arriba hasta llegar al tejado de un garaje, al que accedieron por una ventana, donde el acusado ha dicho que la perdió de vista.

"Salté al borde del tejado y la vi tirada y con el brazo extendido, pero antes escuché un petardazo", ha asegurado.

Ha lamentado que al salir, ya con múltiples lesiones que limitaban su movilidad, pidió ayuda a unos vecinos que "se podían haber acercado", pero no le hicieron "ni caso", a lo que la fiscala ha preguntado por qué él no atendió a la víctima.

"Es diferente, porque yo iba a hacer un delito, que iba a robar, entonces si te cogen ahí, ¿qué?", ha proseguido.

Entonces tanto él como su compañero fueron a una zona de matorrales donde el otro le pidió que le sujetase la pistola mientras se quitaba una sudadera y se la daba -lo que daría una explicación al hecho de que el arma tenga su ADN y haya fibras de la ropa en la víctima-.

"Me dijo: espera aquí y cuando pase toda la cosa esta vengo a por ti", ha dicho sobre la última vez que lo vio, pues instantes más tarde lo encontró la Guardia Civil.

Ha agregado que no reconoció en ningún momento a la víctima ni ella lo reconoció a él, pues su contacto se había limitado a dos conversaciones telefónicas hacía tiempo vinculadas con la supuesta relación entre el marido de ella y la mujer de él, que nunca superó la amistad.

Durante la sesión también han declarado numerosos peritos, que han matizado que la huella encontrada en el cadáver -cuyo origen no fue identificado- no corresponde con una pisada, sino con una marca de alguna otra cuestión.

También han detallado que había restos de pólvora en el arma y el chaleco reflectante, pero no en las manos -lo que vinculan con un lavado en el hospital cuando recibió atención médica- ni la ropa -incluida la sudadera que supuestamente portaba el autor y que luego le pasó al acusado-.

La Fiscalía pide 28 años de prisión por asesinato y tenencia ilícita de armas, la acusación particular solicita prisión permanente revisable y la defensa reclama una condena por el robo en grado de tentativa, de hasta 3 años.

 
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