Un zulo en una cuadra de caballos en Vilagarcía ocultaba 220 kg de cocaína y 2,5 kg de hachís
La última operación antidroga efectuada en la provincia permitió además incautar 640.000 euros en metálico e inmovilizar 4 millones de euros
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Bautizada como CARPLAYA, la última operación antidroga efectuada en varias localidades de la provincia de Pontevedra ha permitido la incautación de 220 kg de cocaína, 2,5 kg de hachís. Una droga valorada en 6 millones de euros.
Pero además se incautaron 640.000 euros en metálico, 8 vehículos, sistemas de detección de radio frecuencia, sistemas de comunicación encriptados y se inmovilizaron 4 millones de euros, entre sociedades mercantiles, bienes inmuebles, embarcaciones y cuentas bancarias que fueron bloqueadas.
Un operativo realizado esta semana por la Guardia Civil que de momento se ha cerrado con 10 detenidos y 15 registros; la mayor parte en la provincia de Pontevedra: Vilagarcía, Vilanova, Cambados, Ponteareas, Porriño y Vigo; pero también en otras provincias, caso de Lugo, Valencia, León o Melilla.
La “Operación Carplaya” ha permitido desarticular una organización criminal centrada en Galicia y cuyo presunto cabecilla era el vecino de Rubians Marcelino Baloiras. La droga fue hallada oculta en un zulo subterráneo que no fue sencillo localizar, dado el sofisticado sistema de soterramiento empleado.
Según la Guardia Civil, esta red distribuía cocaína por distintas ciudades españolas, pero también en el norte de Portugal, ayudándose para ello de una flota de vehículos de alta gama que se manipulaban en un taller clandestino ubicado en la ciudad de Vigo. Allí les habilitaban unos habitáculos especiales para el transporte de la droga, caletas difíciles de detectar, lo que hacía que el grupo confiase plenamente en esos sistemas y no utilizase coches lanzadera en los transportes, como suele ser habitual.
Utilizaban además alta tecnología de mensajería encriptada para sus comunicaciones, sistemas de inhibición y detectores de radiofrecuencia de última generación. Sin embargo, el nivel de vida de sus integrantes no pasaba desapercibido. A pesar de no disponer de ingresos económicos legales conocidos, adquirían coches caros, mobiliario para viviendas a nombre de cónyuges o familiares y realizaban viajes considerados exclusivos.
Los diez detenidos están acusados de los delitos de pertenencia a grupo criminal, contra la salud pública y blanqueo de capitales.