El Rey Iago Aspas le regala un necesario triunfo al Celta y al celtismo
El delantero de Moaña fue decisivo en una sufrida victoria
Vigo
Iago Aspas fue el Rey Melchor, el Rey Baltasar y el Rey Gaspar en el Martínez Valero y le regaló al celtismo un triunfo tan necesario como importante. No ganaba el Celta en Liga desde el 2 de octubre y, por fin, se ha quitado esa mochila el equipo. No había ganado el Celta con Carvalhal ningún partido ante un rival de su misma categoría y lo necesitaba como el comer. Y en la Cabalgata de Reyes de Elche, Iago Aspas hizo de los tres a la vez. Fue el Rey Melchor marcando en el minuto 5 el gol que dio el triunfo. Un gol de pillo, con el estómago, tirándose hacia el área pequeña a por el balón como si fuese un tiburón. La asistencia la dio Gabri Veiga en esa sociedad que, si el Celta logra la permanencia, tendrá que llevar ofrenda floral del Centenario a O Porriño y a Moaña.
Aspas fue el Rey Baltasar porque se ofreció una y otra vez para ser el iniciador del juego de ataque, para buscar los espacios y asociarse buscando, en la primera parte a Gabri Veiga y, en la segunda, a Strand Larsen y al que surgiese. Dio un taconazo para dejar en mano a mano a Veiga que paró Badía; le dio otra asistencia al propio Gabri en la segunda parte que volvió a parar Badía, y una a Cervi que desaprovechó el argentino. También generó sus ocasiones en sus cabalgadas de Llanero Solitario. Tuvo, hasta en tres ocasiones, la oportunidad de batir a Badía en esas carreras de generosidad y de esfuerzo infinito, que demuestran su amor por el club. Iago Aspas es puro Celta.
Y Iago Aspas se disfrazó de Rey Gaspar para dejarnos su trabajo defensivo para presionar, una y otra vez, a los centrales para que no salieran cómodos, o a Gumbao o a Mascarell para intentar robarles la cartera. Se vino a hacer de “papá y mamá” a campo propio para recibir de espaldas e intentar darle salida al balón cuando el equipo sufría. Y, en los últimos minutos, siguió achicando balones cerca del área propia y presionando a los centrales para que no saliesen cómodos. Tal fue la desesperación de la defensa del Elche, que Pedro Bigas acabó pegándole en el 92 una patada en el pecho. Todo después de que Aspas le impidiese, por enésima vez, salir con bola controlada. El partido es para ponerlo en Afouteza en bucle para que lo vean todos los jugadores de categorías inferiores que sueñan con ser como Iago Aspas. Que sueñen con ser Aspas atacando y Aspas defendiendo. Eso será lo perfecto para el club y para ellos. Nadie regala nada y Aspas lo sabe mejor que nadie.
Pero en la tarde de Reyes también hubo más regalos que llegaron desde el oeste peninsular más que de Oriente. Marchesín paró y fue decisivo, sobre todo en dos mano a mano con Roger y Boyé. Y Gabri Veiga sigue empeñado en convertirse en uno de los jugadores jóvenes emergentes más importantes de la Liga. Hoy pudo marcar hasta en tres ocasiones claras, dio una asistencia y pudo haber sido su partido para consagrarse definitivamente. Nos dejó una jugada arrancando en campo propio con autopase incluido absolutamente maravillosa. Pura explosividad y calidad el Arquitecto de O Porriño.
Pero en la tarde de Reyes también hubo regalos de los otros. La insistente capacidad del Celta en hacerse daño a sí mismo con despejes letales, malas decisiones y mucha complicación en la salida de balón, muy propia de los equipos que están en una situación complicada en la tabla. Hoy el Elche vivió de esos regalos defensivos que permitieron mucha segunda jugada. Malas decisiones que volvieron a aflorar, sobre todo en la segunda parte. Regalos también a balón parado que permitieron tres remates bastante claros de cabeza que, afortunadamente, no cogieron portería.
Lo importante era ganar y se hizo. Si el discurso de este partido lo escribiese el extraordinario asesor Ted Sorensen, el hombre que estaba detrás de los grandes discursos de Kennedy en la Casa Blanca, podría adaptar una de sus grandes frases para explicar lo de Aspas y el triunfo del Celta ante el Elche: “No te preguntes qué puede hacer tu país por tí, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país”. Ted Sorensen vería el partido y escribiría: “No te preguntes qué puede hacer el Celta por Iago Aspas, pregúntate qué puede hacer Iago Aspas por el Celta. Mientras, Luis Enrique seguirá pensando que todo el Celta juega para Iago Aspas, pero, por si las moscas, lo tiene de titular en su equipo de la Liga Fantasy. No vaya a ser el demonio que vuelva a ganar otro Zarra por pura suerte, claro está.