El Celta indulta al líder

Vigo

“Elegí un mal día para dejar de fumar”. Con esa frase Steve Mckroskey se quejaba en la torre de Control de “Aterriza como puedas”, que aquella noche todo lo que podía salir mal salía mal. Pues al Celta le pasó tres cuartos de lo mismo en el Camp Nou. Un fallo grosero de Unai Núñez y un catálogo completo de remates erráticos o faltos de puntería en la segunda parte, marcaron un partido que permite al Barcelona llegar líder al Clásico. El gol de Pedri en el 17 lo cambió todo. El Barça había salido con la idea de sentenciar por la vía rápida y el Celta salió más tímido o más defensivo de lo habitual. Falló en el despeje Unai Núñez que permitió a Pedri remachar a puerta vacía. Seguramente en la jugada más inesperada llegó el gol del Barcelona. A partir de ahí, el equipo de Broggi intentó desperezarse y el de Xavi hacer fútbol control. Parecía que uno se iba contento porque ganaba 1-0 y otro se iba contento porque estaba en el partido.

Al descanso todo cambió. Como explicó Aspas al acabar el partido ajustaron cosas y el equipo fue más valiente. Hasta tres ocasiones claras en los primeros tres minutos, obligaron a Ter Stegen a intentar parar el ritmo del equipo rival perdiendo tres minutos para ser atendido. Lejos de cortar el ritmo del equipo, el Celta lo siguió intentando con remates infructuosos de Hugo Mallo, de Óscar, de Gabri Veiga o incluso con gol bien anulado de Strand Larsen por fuera de juego. Cuando el Barcelona estaba ahogado, el Celta le dio vida desde el banquillo. Sacó del campo Coudet a los más fáciles de cambiar: Strand Larsen y Gabri. Entraron Carles Pérez de falso nueve y Solari de Solari. Poco generó el Celta en esa fase del partido en la que los centrales del Barcelona respiraban y se animaron incluso a asomar por el centro del campo. El Celta perdió unos valiosos diez minutos en los que los culés sonrieron. Todo cambió en el 84 con la salida de Paciencia. No se pueden hacer más cosas en menos minutos. Habilitó de cabeza a Aspas que falló un mano a mano, habilitó a Hugo Mallo que remató fuera, hizo una jugada por línea de fondo y el remate posterior tras su centro salió desviado, y tiró una al palo. La rabia fue no haberle dado más minutos al delantero portugués. La segunda parte se resume en una estadística: 2 remates del Barcelona y 12 del Celta. Pero esto va de puntería. Los tres puntos se quedaron en el Camp Nou pero los celestes se traen buenas sensaciones. Como Steve McCroskey, el maravilloso supervisor de la torre de control de “Aterriza como puedas'', el Celta eligió un mal día para dejar de fumar. Una pena.