Economía y negocios

Reganosa, Repsol y Naturgy colaboran para transformar los excedentes de purín

Los promotores están llevando a cabo actualmente labores de campo y ensayos

Reganosa, Repsol y Naturgy colaboran con Impulsa Galicia en esta iniciativa (cedida)

Reganosa, Repsol y Naturgy colaboran con Impulsa Galicia en esta iniciativa (cedida)

Ferrol

Reganosa, Repsol y Naturgy colaboran con Impulsa Galicia para desarrollar la economía circular con un proyecto que transformaría a gran escala excedentes de deyecciones ganaderas y otros residuos en biometano, fertilizantes orgánicos y CO2 neutro de origen biológico.

Esta iniciativa ha sido concebida para optimizar la gestión de purines en la comunidad autónoma, disminuir la dependencia energética del exterior, facilitar el cumplimiento de las nuevas normas europeas y ayudar a descarbonizar la industria, los hogares y la movilidad, informa un comunicado.

Los promotores están llevando a cabo actualmente labores de campo y ensayos que dan continuidad a meses de estudios e investigaciones previas.

El proyecto consiste en desplegar progresivamente por el territorio una red de plantas que valoricen los excedentes de purines bovinos, porcinos y avícolas mezclados con una cantidad menor de FORS (fracción orgánica de recogida separada) y RIO (residuos industriales orgánicos) del sector agroalimentario para producción de energía renovable.

Así queda recogido en el memorando de entendimiento que recientemente han suscrito Reganosa, Repsol y Naturgy con Impulsa, la sociedad mixta promovida por la Xunta con el objetivo de acompañar iniciativas empresariales que incidan en la dinamización, el progreso y la transformación de la economía gallega a través de un modelo verde y digital.

En una fase inicial, las tres energéticas planean construir una primera planta de digestión anaerobia que produzca gas renovable y cinco plantas de pretratamiento asociadas a esta para deshidratar el excedente de purín bovino.

La planta de generación de gas renovable se emplazaría en Meirama (Cerceda-A Coruña), zona de transición justa, mientras que las cinco plantas de pretratamiento se repartirían, en una primera fase, por municipios de la misma provincia coruñesa y de Lugo, de acuerdo con una distribución fundamentada en el mapa gallego de explotaciones ganaderas, optimizando así la logística entre ambos tipos de instalaciones.

Con una inversión aproximada de 146 millones de euros, en esta primera fase se tratarían anualmente 1.240.000 toneladas de purines excedentarios y se producirían, amén de fertilizantes orgánicos y CO2 neutro, unos 300 gigavatios hora (GWh) de biometano que se inyectarían a la red de gas natural.

Este gas renovable se utilizaría para descarbonizar distintos sectores, como el del transporte, el residencial y el industrial, pudiéndose emplear en los procesos de la refinería de Repsol en A Coruña, señala la nota.

Completada esta fase inicial, la intención de los promotores es ampliar el proyecto de economía circular en el futuro a toda Galicia, implantando una red centralizada de tratamiento de los excedentes de deyecciones ganaderas.

En este sistema se garantizará la disponibilidad para los ganaderos del purín necesario para abonar sus tierras de manera sostenible, así como la viabilidad económica de sus explotaciones. Los cálculos de los promotores determinan que podrían valorizarse alrededor de 6 millones de toneladas de residuos cada año.

Redondeando, el biometano producido (1 TWh anual) equivaldría a un 7 % del gas natural de importación que ahora se demanda en Galicia, con lo que la comunidad avanzaría sustancialmente en su autonomía energética y en el consumo de renovables, incide el texto remitido a la prensa.

El proyecto ha sido presentado a cuatro ministerios del Gobierno central (Economía, Transición Ecológica, Agricultura e Industria) con el objetivo de encajarlo en los fondos Next Generation, tanto por su componente de circularidad como por el hecho de que proporciona una fuente de energía verde y autóctona a partir de los excedentes de las deyecciones ganaderas.

De este modo, en el proyecto global se evitaría también la emisión a la atmósfera de unas 500.000 toneladas anuales de CO2 y se crearía empleo de calidad en el marco de la transición ecológica y en lugares poco poblados. En suma, algo más de 600 puestos de trabajo directos y 1.900 indirectos, considerando tanto la explotación de las plantas como la logística de transporte.

La ejecución de esta iniciativa contribuiría, refrenda el texto explicativo, al cumplimiento de la nueva legislación medioambiental europea sobre protección del suelo agrícola y control de efluentes, así como de nutrición sostenible de suelo agrario, y daría solución a cuestiones recurrentes en la gestión y almacenamiento de purines.

Innovador por su concepto de integración global frente a la dispersión, este proyecto ejemplifica al mismo tiempo el nuevo modelo de cooperación público-privada y entre compañías del mismo sector, estando abierto a la participación de otras empresas.

 
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