Ponga un Iago Aspas en su vida
El delantero de Moaña le da los tres puntos al Celta en Montilivi
GIRONA, 26/08/2022.- El delantero del Celta de Vigo Iago Aspas celebra el gol durante el partido de la tercera jornada de Liga en Primera División entre el Girona FC - RC Celta, en el estadio municipal de Montilivi. EFE/David Borrat / David Borrat (EFE)
Vigo
Iago Aspas lo volvió a hacer. Y van tantas veces que hemos perdido la cuenta. Decía Coudet al término del partido que “qué puedo decir de Iago que no se haya dicho ya”. Pero hay que decirlo y bien alto para que en Las Rozas pueda escucharse. El es el Pichichi de la Liga pero eso es pura casualidad; es el Zarra de la Liga pero seguro que eso es ocasional. Lleva 12 goles marcados en 7 partidos, 9 en pretemporada y uno en cada una de las tres jornadas de Liga. Pero eso es poco mérito; seguro que los rivales le facilitaron la labor. Es capaz de marcar un gol de la nada como el del Montilivi. Ese es Iago Aspas, seguramente el delantero más menospreciado en la historia del fútbol español.
Aspas acabó la primera parte forzando dos amarillas en dos acciones de inteligencia táctica y de desborde desde tres cuartos. Dos zarpazos de que marcaban a Juanpe y a David López. Y además el de Moaña comenzó igual la segunda parte: recibió en el 49 una extraordinaria asistencia de Carles Pérez que él transformó en asistencia de gol. Condujo, se perfiló y se sacó un disparo cruzado al que no pudo llegar Juan Carlos. La televisión y el Big Data le daban un 14% de posibilidades de acabar en gol ese disparo de Aspas, pero él es capaz de transformar el agua en vino. Golazo del Príncipe de la Bateas para decantar el partido y para dar tres puntos a su equipo.
No irá a la Selección Española porque es ya una cuestión personal. Pero mientras todo o casi todo el fútbol español ve en Iago Aspas al talentoso, al ingenioso o a la estrella hollywoodiense de Groucho Marx, Luis Enrique al que ve es a Zeppo Marx. Ni siquiera a Harpo o Chico. El seleccionador, cuando pone la tele y está Aspas, parece que al que está viendo es al cuarto de los Hermanos Marx. Aquel que quiso ser tenor, humorista o comediante pero acabó siendo ingeniero. Aspas es Zeppo, el que salía en alguna de las películas pero casi nadie se fijaba en él.
Y ese gol del Sheldom Cooper de Moaña le dio una gran alegría a los celtistas que estaban en Montilivi y a todo el celtismo. Llegaban los de Coudet con 1 punto de 6 y con la mentalidad de intentar conseguir el primer triunfo. Y esa fue la actitud del equipo pese a la adversidad de las molestias de Paciencia que le dejaron en el banquillo. Muy buena noticia el rendimiento de Carles Pérez y lo bien que se entendió con Aspas. Pero también el mejor acoplamiento de Unai y Aidoo, el trabajo del doble pivote Beltrán-Tapia y la aportación de Óscar Rodríguez en ataque. También trabajo incansable de Franco Cervi o lo que aportó un Gabri Veiga al que se le está poniendo cara de sexto hombre; ya tiene pinta de ser el primer cambio para Coudet. De Javi Galán no diremos nada porque todavía está abierto el mercado y lo pueden leer en Inglaterra o Barcelona. Marchesín paró la que tenía que parar. Lo hizo como un portero de balonmano. Con el pie abajo. La hubiese firmado Javi Díaz en una buena tarde en O Gatañal.
No digamos “que puedo decir de Iago Aspas que no se haya dicho ya” y digamos todo lo que se tenga que decir de Iago Aspas para poner en valor lo que hizo, lo que está haciendo y lo que seguirá dando al equipo. En la semana del 99 aniversario del Celta, Iago Aspas se merece una estatua en Balaídos como la que tiene Silva en el Ethiad o Henry en el Emirates. Ya están tardando en A Sede. Eso sí, ese día seguro que le sale algún compromiso en la agenda al seleccionador y no podrá venir a Vigo.
