Los Arquillos de Vitoria: arquitectura, historia y un toque de leyenda
Conocemos un lugar emblemático y lleno de leyendas de Vitoria-Gasteiz
Los Arquillos_Marta Bengoechea
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Vitoria-Gasteiz
Marta Bengoechea nos habla en esta ocasión de un rincón muy especial de Vitoria-Gasteiz, un lugar que combina historia, arquitectura y un carácter residencial único: Los Arquillos.
Pocos rincones de Vitoria-Gasteiz combinan tan bien historia, funcionalidad y belleza como Los Arquillos. No solo fueron una solución arquitectónica revolucionaria en el siglo XVIII, sino que también han sido testigos de anécdotas, mitos y momentos curiosos que forman parte del alma de la ciudad.
Para entender Los Arquillos, hay que remontarse al siglo XVIII, cuando la ciudad tenía un problema urbanístico importante: el desnivel entre la parte alta y la baja de Vitoria complicaba su crecimiento. La solución llegó con el arquitecto Justo Antonio de Olaguíbel, quien diseñó una estructura de terrazas escalonadas con soportales, creando una transición fluida entre la Plaza del Machete y la Plaza de España.
Lo que mucha gente no sabe es que durante la construcción hubo reticencias entre la población, ya que algunos temían que la estructura no resistiera el paso del tiempo. Incluso se dice que, en sus primeros años, hubo apuestas sobre cuánto durarían en pie. Más de dos siglos después, ahí siguen, demostrando la genialidad de Olaguíbel.
Como todo lugar con historia, Los Arquillos también tienen sus relatos más oscuros. Se dice que, durante el siglo XIX, algunas noches los vecinos escuchaban pasos resonando en los soportales, pero al asomarse no había nadie.
Este rumor se avivó cuando, en una de las viviendas situadas en Los Arquillos, apareció muerto un soldado napoleónico. La historia cuenta que, durante la ocupación francesa, varios soldados usaban los bajos de los Arquillos como refugio. Uno de ellos, herido en un altercado, no logró escapar y murió allí. Desde entonces, algunos dicen que su espíritu sigue vagando por las noches, recorriendo los pasadizos en busca de sus compañeros. ¿Leyenda urbana? Seguramente. Pero no deja de ser un buen motivo para detenerse a escuchar cuando se pasea por allí de madrugada.
Más allá de estas historias, Los Arquillos no son solo una joya arquitectónica, sino un lugar donde se sigue viviendo. Sus viviendas son verdaderas piezas de museo habitadas: tienen fachadas protegidas, lo que significa que cualquier reforma debe respetar su estructura original, son viviendas con distribuciones singulares, muchas de ellas con techos altos, ventanales clásicos y accesos por distintas calles debido al desnivel, y ofrecen vistas espectaculares, tanto hacia la Plaza de España como al Casco Viejo.
No es raro que los residentes de Los Arquillos se sientan un poco guardianes de la historia, viviendo en un espacio donde la ciudad antigua y la moderna se entrelazan. Hoy en día, Los Arquillos han dejado atrás las dudas sobre su estabilidad, los ecos de los soldados franceses y las apuestas sobre su durabilidad. Se han convertido en uno de los lugares más fotografiados de Vitoria y en un punto clave para disfrutar de la ciudad desde otra perspectiva.
Así que, la próxima vez que pasemos por sus soportales, es recomendable detenernos un momento, escuchar el eco de los pasos, observar la armonía de su arquitectura y pensar en las historias que han quedado atrapadas entre sus piedras. Detrás de esas ventanas hay viviendas con más de dos siglos de historia, testigos silenciosos de cómo la ciudad ha cambiado y, a la vez, ha sabido conservar su esencia. Porque Los Arquillos no son solo un pasadizo… son un pedazo de la memoria viva de Vitoria.
En Vitoria, como en LAS CASAS CLARAS, hasta la arquitectura nos recuerda que hay otra forma de hacer las cosas
