La Real, con licencia para soñar en Old Trafford

San Sebastián

La Real Sociedad se ganó el derecho a soñar en el teatro donde los sueños se hacen realidad. Porque, aunque es cierto que con el 1-1 de este partido de ida la ventaja parece del lado del Manchester United, la realidad es que los txuri-urdin viajan muy vivos a Old Trafford, como demostró en la recta final del primer capítulo, dejando claro que podía remontar, ganar el partido y ponerse por delante en la eliminatoria. La mejor lectura que puede hacerse es esa, después de que todo se pusiera muy cuesta arriba con el gol de Garnacho al inicio de la segunda parte. Pero cuando todo parecía más negro, Oyarzabal empató de penalti, muy discutido y todo cambió, con la Real lanzándose a por la victoria, que tuvo por dos veces con Oskarsson de forma muy clara. El feudo de los diablos rojos decidirá y la Real sueña, porque está muy pero que muy viva.

Zubimendi se cayó de la convocatoria finalmente por enfermedad. La primera parte fue como una partida de ajedrez en la que ninguno era capaz de imponerse, moviendo sus fichas para comerse las piezas del rival. Cada uno con su idea de juego, tan diferente y tan parecida al mismo tiempo. Porque con balón la Real Sociedad trataba de asociarse en corto por dentro para acabar en la banda, y el Manchester United buscan un fútbol más vertical, jugando constantemente a la espalda de la defensa realista para aprovechar la velocidad de Garnacho y Zirkzee, que fueron los jugadores que más peligro generaron, junto con las incorporaciones desde la segunda línea de Dalot. Pero cuando no tenían el balón, ambos buscaban lo mismo, presionar alto para evitar que cada uno pudiera poner en práctica su juego.

A la Real le costaba, no obstante, encontrar al hombre libre por dentro y no era capaz de tener la pelota en línea de tres cuartos con ventaja, porque no rompía con facilidad las líneas de presión del Manchester, que con su juego más físico sí fue capaz de merodear con más peligro la portería de Remiro, que sí tuvo que hacer alguna parada de cierto mérito. De hecho, la mejor ocasión de la primera mitad fue del Manchester. Una serie de remates dentro del área que fue capaz de repeler Aritz y Zubeldia en boca de gol con la ayuda de Remiro. Se salvó la Real, que hasta la recta final no fue capaz de encontrar fluidez en los metros finales para acabar encerrando en su área al Manchester, pero sin obligar a Obama a tener que intervenir. Así se llegó al descanso, como si nada hubiera pasado, pero con ambos equipos ocupando su lugar en la interesante partida de ajedrez.

El Manchester dio un paso adelante de manera decidida al comienzo de la segunda parte y la Real no lo supo detectar. Empezó a sufrir y fueron sus peores minutos en todo el partido. Los red devils empezaron a generar mucho peligro con Garnacho, hasta que, en una jugada mal defendida, Zirkzee estaba solo en la frontal para rematar y marcar en una acción en la que quizá Remiro pudo haber hecho algo más. Ese gol dejó muy tocada a la Real y ahí sí que vio peligrar la eliminatoria. Pero Imanol movió el banquillo, los cambios le dieron otro aire y el colegiado eslovaco le echó una mano decretando penalti por mano dentro del área de Bruno Fernandes tras remate de Aguerd. El VAR lo confirmó y Mikel Oyarzabal no desaprovechó la ocasión para empatar el partido. La Real renacía para acabar embotellando al Manchester en los últimos veinte minutos frenéticos en los que Oskarsson tuvo en sus botas la victoria con dos ocasiones muy claras. El islandés no acertó la primera y Onana le sacó una mano prodigiosa en la segunda. Becker le dio velocidad y potencia a la banda derecha, y Aramburu energía. La Real mereció acabar ganando el partido e ir con ventaja a Old Trafford. Esperemos que no tenga que acordarse de este final que no pudo aprovechar. Pero, por lo menos, le da mucha vida para la vuelta, porque le permite creer y soñar, que no es poco. Se lo ha ganado. No es menos que este United. Y ya sabe lo que es ganar en Old Trafford.