“He visto a gente a 3.000 metros de altura con calzado de calle”

El que fuera presidente de la Federación Vasca de Montaña y hoy responsable de la Comisión de Seguridad dará una charla esta tarde a las 19:00 horas en el Club Deportivo de Eibar.

Reglas básicas para la seguridad en montaña

Muchas horas de 'vuelo' y una gran experiencia hacen de Zigor Egia una persona más que cualificada para hablar sobre montaña. Partiendo del lauburu, han creado un "seiburu" para explicar las reglas básicas que se deben seguir a la hora de emprender una ruta, algo que no dista mucho de lo que ocurre cuando nos vamos de vacaciones con el coche.

La importancia del sentido común

El sentido común y la sensatez deben primar ante todo, pero no siempre es así. "Hay que tener en cuenta que a día de hoy hay más federados en montaña que en fútbol en Euskadi", dice, por lo que las negligencias también están a la orden del día. Pura estadística.

"La mayoría de la gente se organiza bien, pero es que yo he visto de todo. Desde una persona a 3.000 metros de altitud con zapatos de calle, hasta gente a la misma altura sin siquiera una mochila con las cosas más elementales".

Crítica a la masificación del Everest

Su pasión por la montaña le hace rechazar la masificación del Everest. "No tienen nada que ver aquellos alpinistas de los 80 para los que era un verdadero reto con lo que hay hoy en día, un circo en la antítesis total de lo que es el alpinismo", se lamenta.

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Y va aún más allá. "Yo estuve en el Campamento Base del Everest y allí estaba el CEO de Coca-Cola a nivel mundial. Si tienes dinero, todo se compra. Aunque los sherpas no son tontos, y aunque tengan que arrastrar literalmente a clientes, al llegar a los 8.000 metros les cobran un dineral por un 'chupito' de oxígeno. Nunca he querido participar en ese circo. Es un tema de egos", reconoce.

Su mejor experiencia en la montaña

Personalmente, su experiencia más bonita fue en Groenlandia, donde escaló dos montañas vírgenes a 300 kilómetros en barco de la población más cercana. "No veías ni un kleenex ni una lata de Coca-Cola. Fue una auténtica pasada esa experiencia", admite emocionado.

Un alpinista de los de antes, que escala por simple amor a la naturaleza y para escapar del asfalto que nos engulle día a día.

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