La lengua que utilizamos influye en nuestras emociones y en la forma de expresarlas
Mari Mar Boíllos, filóloga, explica cómo las emociones en torno a un hecho concreto dependen del idioma en el que se ha vivido o en el que se quiere contar
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Mari Mar Boíllos, filóloga hispánica, entrevistada en Hora 14.
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Que la forma de expresarnos varía en función de la lengua que utilicemos es algo que se puede intuir. Al fin y al cabo, el conocimiento y la soltura que tengamos de un idioma, limitan. Ahora bien, Mari Mar Boíllos, filóloga hispánica, va más allá. Según afirma, no son nuestras limitaciones con un idioma concreto las que nos hacen expresar nuestras emociones de una forma o de otra, sino muchos otros factores que las lenguas llevan implícitas, como la cultura o nuestro desarrollo vital.
"La lengua está unida directamente con la cultura", cuenta Boíllos, "y cada cultura interpreta las emociones de una manera diferente. Hay culturas más colectivistas y otras más individualistas". Según ella, esto repercute en nuestra manera de "ver el mundo". Como ejemplo, la filóloga pone en escena una situación vivida durante la niñez. Según la lengua que utilicemos, contaremos ese hecho de una forma o de otra. "Si me pongo a contar esa experiencia en castellano, probablemente utilice una serie se emociones diferentes que si lo cuento en euskera, porque el euskera y el castellano son dos lenguas con matices emocionales diferentes, por lo que cuando exprese un recuerdo lo haré de forma distinta", explica.
Proyecto de ingestigación
Aunque hay más variables. Influye el idioma en el que se ha experimentado una vivencia. "Por eso, hay personas que por mucho que tengan un amplio conocimiento del inglés, por ejemplo, cuando quieren expresar amor, cariño o hablar a sus hijos, lo harán en castellano porque sienten que expresan sus emociones mejor en esa lengua", apunta Mari Mar Boíllos. Participa en un proyecto de investigación del ministerio de Ciencia a través de la UPV/EHU, que se centra en la comprensión, expresión y evaluación de los significados emocionales en el aprendizaje de las lenguas.
En resumen, el proyecto busca comprender "cómo las emociones repercuten en la manera en que sentimos cuando hablamos una lengua y cómo nos reconocemos a nosotras mismas como parte de esa cultura", ha explicado la filóloga en hora 14 Euskadi. Un proyecto que tiene como objetivo comprobar si un sentimiento o vivencia es diferente si hablamos en nuestra lengua materna o en una lengua secundaria y cómo se gestionan las emociones en esas situaciones o, al mismo tiempo, que el comportamiento de una persona varía en función de la lengua que utilice.
Realidad lingüística compleja
Todo esto lleva a la investigadora a concluir, asimismo, que en Euskadi hay ahora mismo una realidad lingüística "compleja", rica incluso. Estudios apuntan a que casi 700.000 personas en Euskadi son euskaldunes -hablan euskera-, una sociedad "en la que cada vez hay más migrantes que nos han enriquecido con sus lenguas", añade. Según ella, no es momento de hablar de una sociedad bilingüe, sino de una sociedad vasca "plurilingüe".