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La pesadilla en Roma se completó en el Olímpico

Dolorosa derrota de la Real Sociedad contra el Lazio (3-1) por culpa de una primera parte horrible en la que todo salió mal. La expulsión de Aihen dejó noqueados a los de Imanol que pudieron terminar con una goleada de escándalo. Se queda sin opciones de pasar a octavos, aunque sigue dependiendo de sí mismo para clasificarles para los playoff.

Rome (Italy), 23/01/2025.- Lazio'Äôs Mario Gila (R) scores during the UEFA Europa League soccer match between SS Lazio and Real Sociedad at the Olimpico stadium in Rome, Italy, 23 January 2025. (Italia, Roma) EFE/EPA/FABIO FRUSTACI / FABIO FRUSTACI (EFE)

Rome (Italy), 23/01/2025.- Lazio'Äôs Mario Gila (R) scores during the UEFA Europa League soccer match between SS Lazio and Real Sociedad at the Olimpico stadium in Rome, Italy, 23 January 2025. (Italia, Roma) EFE/EPA/FABIO FRUSTACI

San Sebastián

La pesadilla de la Real Sociedad en Roma continuó con el partido en el Olímpico contra el Lazio, con una derrota de las que duelen mucho por la manera y las sensaciones, y que le deja sin opciones de terminar entre los ocho primeros de la Europa League. Deberá consolarse, que tampoco es poco, con meterse en la última jornada en la clasificatoria de playoff. Y por lo menos depende de sí misma. Pero el partido es para olvidar, especialmente una primera parte en la que todo le salió mal y en la que le dio la puntilla la expulsión de Aihen Muñoz, que le hizo demasiado daño. Los biancoceleste olieron la sangre y le aniquilaron. Marcaron tres goles en 45 minutos, pero pudieron ser muchos más. Viendo lo que pasó hace dos años, lo que ha ocurrido esta vez, y lo sucedido con los ultras por las calles, parece que Roma no se hizo para la Real Sociedad.

Todo lo que sucedió en la primera parte fue negativo. Nada le fue a favor. Y eso, unido a su pésima puesta en escena, provocó que se fuera al descanso con el partido visto para sentencia y con uno menos por la expulsión de Aihen Muñoz. Pudo ser rigurosa, porque el de Etxauri sólo hizo dos faltas, pero en la segunda tenía que haber medido mejor porque ya tenía una tarjeta. Fue la jugada clave del partido, porque lo condiciona absolutamente todo y desmorona totalmente a un equipo txuri-urdin desdibujado y desconocido. En los siguientes cinco minutos todo se fue al traste, porque la expulsión le deja noqueada a la Real, sin capacidad, de reacción, y recibe dos goles para ponerse 3-0 en el marcador que prácticamente dejaba la historia vista para sentencia.

Los primeros quince minutos fueron del Lazio. El dinamismo, la velocidad y el fútbol vertiginoso de los de Baroni superó por todos los lados a la defensa de la Real Sociedad. Su salida al campo fue muy deficiente, impropia de un equipo que quería en el Olímpico pelear por entrar en octavos de final de la Europa League. Fue un desastre. Tanto que recibió a los cinco minutos el 1-0 con gol de Mario Gila. Y pudo recibir el 2-0, pero Brais Méndez despejó la pelota en boca de gol y tuvo suerte de que VAR corroborara que no había entrado del todo. Aquello parecía una bola extra para los realistas, que despertaban de su deficiente inicio para adelantar líneas, presionar más arriba con valentía y tener más pelota. Fueron los mejores minutos de los txuri-urdin. Los únicos realmente que merecieron la pena en Roma. El balance fue que Sucic tiró al palo y el empate estuvo cerca y que Becker se precipitó en una buena contra de los realistas. No empató, y entonces llegó la jugada que lo marca todo, que lo empaña, que lo ensucia y emborrona.

Aihen Muñoz es expulsado por una acción evitable y la Real se viene abajo. Incomprensiblemente. Porque quedarte con uno menos no te puede afectar tanto. Era la media hora del partido. Quedaba todavía mucho por jugar. O no. Porque en el siguiente minutos el Lazio marcó el 2-0, Zaccagni en otro desajuste defensivo clamoroso de los donostiarras. Y tres minutos más tarde el Tati Castellanos marcaba el 3-0 en otra acción más defendida por los realistas. Y ya todo se fue al garete. Era como una pesadilla de la que no eres capaz de despertar.

El descanso sirvió para que Imanol diera descanso a sus principales espadas pensando en lo que viene y sabiendo que lo de Roma estaba visto para sentencia. Pero también para hiciera un movimiento curioso, pero quizá hasta lógico. Tal y como estaba la dinámica del partido que apuntaba a una goleada sonrojante, salió con defensa de cinco y con cuatro centrocampistas por delante, renunciando totalmente al ataque. Había que pensar en el golaveraje tan importante en este sistema de competición. Al menos, a pesar de los cambios y la forma de afrontar la segunda mitad con el equipo pegando el culo a Remiro, tuvo los arrestos de mirar hacia arriba y en un intento de demostrar carácter y revelarte a lo que estaba pasando, marcar el 3-1, después de un remate De Aramburu, cuyo rechace cazó de cabeza Barrenetxea. Era el epílogo de la noche triste en Roma de una Real que ya no podrá estar entre los ocho primeros, pero que como mal menor, dentro del desastre sin paliativos, depende de sí misma ante el PAOK para clarificarse para la eliminatoria de playoff de dieciseisavos, y con factor cancha a favor. Algo es algo. Quien no se consuela es porque no quiere.

 
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