El espacio aéreo de Bizkaia, en máximos históricos, aún "tiene margen de crecimiento"
Francisco Buendía, jefe de la Torre de Control del aeropuerto de Bilbao, afirma que la carga de trabajo de los controladores aéreos de Loiu ha aumentado en los últimos años
El espacio aéreo de Bizkaia, en máximos históricos, aún "tiene margen de crecimiento"
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El aeropuerto de Bilbao superará la marca récord de pasajeros de 2023 este año, 2024. Si el pasado año Loiu superaba los seis millones de pasajeros anuales por primera vez en su historia (6.366.365 pasajeros), al finalizar noviembre de este año las cifras prácticamente igualaban esa marca. Alcanzó Loiu a 30 de noviembre la cifra de 6.284.187 personas. En términos porcentuales, ni tan siquiera un 1% menos que el total de 2023. Con un aumento mensual de pasajeros que oscila entre las 400.000 y las 700.000 personas, es casi seguro afirmar que el 2024 será un nuevo récord para Loiu y que, de hecho, se acercará a los siete millones.
Ante esto, es Francisco Buendía, jefe de la Torre de Control del aeropuerto de Loiu, quien afirma que el espacio aéreo de Bizkaia "tiene margen de crecimiento". Y lo hace con gran seguridad, poniendo sobre la mesa que si el aumento paulatino continúa, "si es necesario, se dotará de más plantilla para poder dar servicio a la red". Por cada uno de los turnos, trabajan en la torre un día normal entre tres y cuatro controladores aéreos, un servicio proporcionado por Enaire, ya que la torre de Bilbao es pública. Atienden en invierno, temporada baja, unas 130 operaciones diarias entre despegues y aterrizajes. En verano, temporada alta, "la cifra puede alcanzar las 180 operaciones", añade Buendía.
Mayor actividad de Euskadi
Loiu se impone como el aeropuerto con mayor actividad de todo Euskadi. Es más, da servicio al aeropuerto de Donostia, de donde aviones se desvían asiduamente -sobre todo en invierno- por las condiciones de baja visibilidad que ocasionan las aguas del Bidasoa. Es algo común hablar del tráfico de aeropuertos colindantes en la Torre de Control de Loiu. Desde este centro, "con un servicio que llamamos de aproximación radar, gestionamos algunos de los vuelos que llegan a o salen de Vitoria o Santander", concreta Buendía. Esto se da porque el servicio de aproximación se encarga de gestionar los vuelos que están en ascenso a su nivel de crucero o aquellos que están descendiendo y aproximándose -valga la redundancia- a estos aeropuertos. Es su ubicación, en el centro entre Donostia, Vitoria y Santander, la que le otorga ese papel crucial en sus aproximaciones.
Todo esto contribuye a aumentar la carga de trabajo de un equipo de controladores aéreos que debe prestar especial atención a la orografía del terreno y su meteorología. Según cuenta Francisco Buendía, "la orografía influye" en la operativa el aeropuerto. En este caso concreto, en Bilbao los aviones deben encarar o alinearse con la pista desde una distancia más lejana a la habitual en otros aeropuertos. Además, el descenso final de los aviones tiene mayor pendiente que en otros lugares. Todo debido a la orografía tan escarpada y alta en las proximidades del aeropuerto.
Desvíos
Esto se une a la meteorología. El viento genera grandes problemas en este aeropuerto en lo que a cancelaciones y retrasos se refiere. Todos los años, sobre todo en otoño, se produce un gran número de desvíos por rachas de viento sur que a menudo superan los 100 kilómetros por hora, lo que "aumenta las comunicaciones por radio, ya que el viento cambia por minutos o por segundos", cuenta. Nada fuera de lo normal para los controladores, "cuando un avión cancela el aterrizaje y vuela al aeropuerto alternativo, nos coordinamos con el Centro de Control de Madrid para avisar a qué aeropuerto va y avisamos en Bilbao de que un avión no va a llegar. Son momentos de tensión y mucho trabajo y comunicaciones, algo para lo que estamos preparados", afirma el jefe de la Torre.