Sociedad

Enara, inquilina de Zabalgana: "El contrato de alquiler es abusivo pero acabas firmando porque no queda otra"

InmoCaixa ha decidido no renovar los alquileres de casi medio centenar de vecinos de Zabalgana para sacar los pisos a la venta, denuncia el Sindicato de Vivienda

Inquilinos afectados por los alquileres de InmoCaixa manifestándose.

Inquilinos afectados por los alquileres de InmoCaixa manifestándose.

Vitoria

Enara Gonzalo es una vecina del casi centenar de Vitoria que se están viendo afectados por la decisión de InmoCaixa de no renovar los contratos de alquiler de las viviendas en las que viven. "Íbamos renovando, pero la última vez nos dijeron que, si cuando acaba el contrato, no teníamos intención de comprar, a la calle", denuncia. Enara vive en una de las viviendas de los cuatro portales de Zabalgana que son propiedad de InmoCaixa —una filial del holding Criteria Caixa que gestiona patrimonio de la Fundación La Caixa— que ha decidido ponerlos a la venta con un precio que supera en hasta 40.000 euros la media del mercado de la zona, denuncia el Sindicato de Vivienda que está apoyando a los vecinos en sus protestas.

Según relata Ixone Santamaría, del Sindicato de Vivienda, InmoCaixa adquirió diversos edificios y solares a bajo precio tras la crisis de 2008 y los sacó al mercado en 2013 "como alquiler asequible con opción a compra". "Te prometían eso, pero luego en los contratos no se incluía" dice Santamaría en referencia a la posibilidad de que una parte del alquiler pudiera acumularse para una futura compra. Ahora InmoCaixa va a dejar de renovar los contratos para poner los pisos a la venta. En Vitoria hay 92 vecinos afectados. Desde InmoCaixa no han querido valorar los casos concretos de Vitoria, pero han señalado que "siempre" buscan "un equilibrio entre la defensa de su cartera y la sensibilidad de los casos de vulnerabilidad económico-social acreditada por parte de los inquilinos".

Con el cese de los contratos, la única opción de Enara es la compra del piso en el que ha estado viviendo desde 2018, con un precio "que nada tiene de asequible" y sin facilidades ni beneficios por haber estado alquilada previamente. "A ciertos vecinos nos empezaron a ofrecer alguna oferta, pero nos decían que teníamos que responder en dos meses, si no nada". Con un contrato que termina en 2030, Enara y su familia tienen hasta el 30 de noviembre para decidir si aceptan la compra del piso con un "pequeño" descuento en el precio.

Cláusulas abusivas en los contratos de alquiler

El primer aviso de InmoCaixa llegó en octubre de 2023, cuando Enara recibió un correo electrónico en el que le informaba que "debido a la actual coyuntura económica, social y normativa" la propiedad había decidido "destinar a la venta la promoción" en la que estaba viviendo. De manera individual, fueron ofreciendo a cada vecino una oferta y unas fechas distintas. "Los vecinos no aceptaron, por lo que el siguiente movimiento para intentar sacar rentabilidad fue sacar la compra a mercado libre", cuenta Ixone Santamaría. "Creemos que no debió ser muy exitoso, por lo que hubo un nuevo intento de hablar con los vecinos y establecieron que el límite para decidir si quieren optar a una oferte sea noviembre", añade.

Además de verse en esta situación, según el Sindicato de Vivienda, los vecinos han tenido que asumir durante años "cláusulas abusivas que al final encarecían el alquiler", explica Enara. Desde pagar el IBI a subidas injustificadas del alquiler, asumir el pago del seguro de impagos, que los gastos de conservación estructural estén camuflados entre otros gastos o una cláusula que da derecho a InmoCaixa a "inspeccionar la vivienda a su antojo, vulnerando el derecho constitucional a la intimidad personal y familiar". Y si firmó, confiesa Enara, fue porque no tenía otra opción: "Sí que eran cláusulas que venían en el contrato, no te las comentaban pero tampoco estaban ocultas. Pero al final acabas firmando porque no te queda otra".

"El drama no es si hay voluntad de comprar o no, es poder asumir el gasto", lamenta la portavoz del Sindicato. "Son vecinos que han pagado cláusulas abusivas durante años pensando que el dinero iba a tener una opción de compra pero el dinero ha acabado siendo de InmoCaixa", añade Santamaría. Ahora, los inquilinos se han juntado con el Sindicato para actuar bajo tres ejes: conseguir contactar con InmoCaixa tras años sin respuesta, poner fin a las cláusulas abusivas y negociar los alquileres. "Son los tres planos más sangrantes, sobre todo por que esto se ha llevado a través de la Fundación Social del banco, lo que demuestra que solo dan obra social mientras les salga rentable".

 
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