'Hablar porno hablar': conocemos la iniciativa educativa sobre porno y relaciones saludables destinada a jóvenes de Álava
A través del teatro y de un debate posterior, los y las jóvenes de entre 14 y 17 años, reflexionan entorno al porno
Hablar porno hablar: Una propuesta de educación y reflexión para jovenes
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En un momento en el que la pornografía se ha convertido en una de las fuentes principales de información sobre sexualidad para los y las jóvenes, una innovadora propuesta educativa busca generar un espacio de reflexión sobre este fenómeno. Destinada a jóvenes de entre 14 y 17 años, la iniciativa emplea el teatro y un debate posterior para tratar temas como el consumo de porno, el consentimiento, la sexualidad y las relaciones saludables.
Según varios estudios, el primer contacto de los más jóvenes con la pornografía ocurre alrededor de los 8 años, y se estima que siete de cada diez adolescentes consumen contenido pornográfico. A pesar de este dato, muchos padres y madres prefieren negar la realidad, lo que pone de manifiesto el tabú social que sigue siendo difícil la sexualidad en nuestra sociedad. Frente a esta situación, ha surgido un proyecto educativo de Traspasos Kultur, apoyado por la Fundación Vital, que tiene como objetivo abrir un espacio seguro donde los jóvenes puedan reflexionar sobre la pornografía y sus efectos, tanto a nivel individual como social.
Espacio seguro e íntimo
Oihane Sarrionandia, encargada de la coordinación y producción de la propuesta, explica que el proyecto se dirige principalmente a estudiantes de 3º y 4º de la ESO, y que las funciones se realizan en espacios cerrados para favorecer una atmósfera más íntima. “Nos dirigimos a jóvenes de entre 14 y 17 años, con grupos pequeños de entre 40 y 50 personas, para crear un ambiente más cuidado y cercano. Además, ofrecemos algunos pases abiertos por la tarde, en los que pueden participar también padres, madres y profesionales del ámbito educativo y social”, apunta.
El formato de la propuesta es innovador: comienza con la proyección de un fragmento de una película pornográfica, lo que provoca un primer impacto entre los asistentes. Tras ello, un actor interpreta a un productor de cine X que interactúa con los jóvenes, preguntándoles qué les gusta y qué piensan sobre los contenidos que consumen. Este es solo el punto de partida de un debate que se centra en diversos temas relacionados con la ética del porno, la construcción de la sexualidad, las relaciones de pareja y el consentimiento.
“El objetivo no es ofrecer soluciones definitivas, sino abrir un espacio para generar preguntas y reflexión”, explica Mikel Gómez de Segura, responsable de Traspasos. A través de la interacción con los jóvenes, los organizadores buscan que los adolescentes desarrollen herramientas para identificar relaciones saludables y consentidas, así como reflexionar sobre el consumo de porno y sus posibles efectos en su vida emocional y afectiva. “Queremos que los jóvenes aprendan a reconocer el consentimiento y la importancia de las relaciones igualitarias, algo que la pornografía, en su mayoría, no enseña”, agregó.
Aunque el tema inicial genera incomodidad entre los jóvenes, el debate posterior es muy enriquecedor. "Al principio es incómodo, pero luego la gente se anima a hablar", cuenta Kris Pozo, de Ber(h)ezi Consultoría. “Es un tema que no se habla mucho, pero es necesario. A veces, los jóvenes no tienen el espacio para expresar lo que piensan sobre estos temas", añade.
Ellos y ellas opinan
Ane, Lexuri, Asel son alumnos y alumnas de la Ikastola de Laudio. Reconocen que, al principio, el tema y la proyección de un fragmento de película porno generan incomodidad y silencio, pero a medida que avanzaba el debate, muchos se sintieron más cómodos para compartir sus opiniones. Algunos reconocen que hablar de estos temas en un espacio abierto es algo fuera de lo común. "Al principio fue raro, nadie hablaba, pero luego, cuando algunos empezaron a expresar sus opiniones, los demás también se animaron", comenta una de las participantes. "Ahora que empezamos a experimentar con estas cosas sería interesante más espacios para hablar", apunta Asel.