Sociedad

40 años de Toros de Fuego en Semana Grande

El primer encierro de Toros de Fuego se celebró en 1984. Hoy después de 40 años siguen siendo una actividad aclamada por el público de la Semana Grande

Entrevista a los encargados de los Toros de Fuego de San Sebastián.

Entrevista a los encargados de los Toros de Fuego de San Sebastián.

15:08

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San Sebastián

Desde 1984, los encierros de Toros de Fuego han sido un elemento imprescindible en la Aste Nagusia de San Sebastián, congregando a un numeroso público, especialmente infantil. A lo largo de los años, esta actividad ha evolucionado, tanto en popularidad como en la calidad de sus protagonistas.

En "Hoy por Hoy Gipuzkoa", hemos charlado con Gorka Sagastume, uno de los encargados de dar vida a estos emblemáticos Toros de Fuego. Aunque solo hablamos con uno de ellos, ya que los otros cinco estaban descansando, Sagastume nos compartió detalles sobre esta tradición. Según Sagastume, los primeros tres encierros de esta edición se han desarrollado sin percances, lo cual es una excelente noticia para los organizadores y participantes.

En el pasado, los Toros de Fuego pesaban entre 30 y 40 kg y eran menos equilibrados debido a una construcción menos sofisticada. Hoy en día, gracias a los avances en materiales, los toros pesan alrededor de 20 kg y están fabricados con fibra de vidrio, lo que los hace más ligeros y estables, permitiendo que Sagastume y su equipo puedan esquivar al público durante la carrera sin problemas.

Un detalle interesante es que, aunque para los encargados los toros son simplemente números, en una votación popular se decidió darles nombres: Melchor, Sua, Blas, Artillero, Txistu y Sebas. Este gesto ha fortalecido la conexión entre los toros y el público, que ahora los identifica y llama por su nombre.

A pesar de la aparente peligrosidad de estos encierros, Sagastume asegura que no tiene por qué ser peligroso, ya que para ellos es un juego, una tradición que disfrutan al máximo. Además, ha comentado que, después de cada encierro, la gente los reconoce y desea ser su amigo, demostrando el cariño y la aceptación que tienen en la comunidad.

Sin duda, los Toros de Fuego son una tradición que sigue viva y evolucionando, manteniendo su esencia y, al mismo tiempo, adaptándose a los nuevos tiempos.

 
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