Bilbao y San Mamés volverán a acoger la final de la Champions de rugby en el 2026
La capital vizcaína se quedó en 2108 sin plazas hoteleras para acoger a los aficionados británicos del Leinster y del Racing 92 francés
52282. Esa es una cifra récord. Es la mayor asistencia al estadio de San Mamés en su corta historia. Nunca un espectáculo deportivo ha superado ese número de espectadores. Se le ha acercado, es verdad. Por ejemplo, en el partido de semifinales de Copa del pasado año, la Catedral albergó a 51544 asistentes. Y esta misma temporada, en el derbi liguero contra la Real Sociedad, casi se logra superar esa cifra.
Aquel número mágico se logró el 12 de mayo del 2018, durante la final de la Champions Cup de rugby que, por primera vez en la historia, se disputó fuera de un país perteneciente al torneo de las Seis Naciones. Bilbao, según se ha anunciado en medios británicos, va a volver a acoger en el 2026 la disputa del mayor título continental que se disputa en este deporte. La capital vizcaína se convirtió en la 'capital' del rugby europeo porque además se disputó horas antes otra final, la de la Challenge.
Sin habitaciones
Se veían las caras en aquella final de 2018 el Leinster británico y el Racing 92 francés. Ingleses y franceses ocuparon toda la capacidad hotelera de Bilbao y de Bizkaia. Muchos aficionados tuvieron que alojarse en Vitoria y en Donosti. Hace cinco años se batieron todos los registros. Y no solo por la masiva asistencia a los partidos, sino por la ocupación hotelera y por el ambiente que se registró en la villa.
El aeropuerto de Loiu tuvo una actividad frenética con los vuelos charter, sobre todo de los aficionados británicos, que fueron además los que se llevaron la victoria. Su equipo ganó al Racing 92 por 15-12 y se proclamó en San Mamés campeón de la Champions del balón ovalado.
Los establecimientos hosteleros también se vieron beneficiados por la llegada masiva de aficionados al rugby a Bilbao. Incluso el Gobierno Vasco no puso impedimento a que se pudiese beber cerveza en San Mamés, algo que estaba prohibido para el fútbol.