El Ayuntamiento de Vitoria ha desecado artificialmente los humedales de Salburua para evitar el botulismo aviar
Desde 2014, los brotes de botulismo aviar en los humedales de Salburua son frecuentes durante el verano y la única solución para evitar la alta mortandad de las aves es el vaciado de las balsas
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Gorka Belamendia, técnico del Centro de Estudios Ambientales, sobre el desecado artificial de los humedales de Salburua para evitar el botulismo aviar
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Vitoria-Gasteiz
Este año hemos vivido uno de los veranos más calurosos de las últimas décadas, de hecho, ya se ha batido el récord de temperatura máxima durante un mes de octubre. Los efectos en el campo han sido evidentes. Unos impactos que pueden apreciarse en los humedales de Salburua. Las lagunas están secas, pero no tiene que ver con el calor sino con un desecado artificial llevado a cabo por el propio Ayuntamiento de Vitoria.
Desde 2014, los humedales de Salburua sufren, con las altas temperaturas, brotes fuertes de botulismo aviar. Se trata de una intoxicación que afecta a las aves acuáticas y que provoca la paralización de su musculatura y, en la mayoría de casos, la muerte. La única forma de evitar su propagación es el vaciado de las balsas. Y este año se ha tomado la medida para hacer frente a un nuevo brote de esta enfermedad.
"Es, en definitiva, el único remedio que tenemos para evitar esta enfermedad. Así nos lo trasladaron técnicos de la estación biológica de Doñana, quienes nos decían que la mejor apuesta para evitar la alta mortandad de aves acuáticas es desecar la laguna", explicaba a Cadena SER Vitoria, Gorka Belamendia, técnico del centro de estudios ambientales.
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Para su vaciado, el complejo de humedales de Salburua cuenta desde 1998 con unas "esclusas por las cuales se puede llevar a cabo el vaciado de los vasos de la laguna desde ambas balsas", explicaba Belamendia. Cuando llega el calor, se abren estos puntos de salida para que el nivel de inundación vaya bajando paulatinamente.
Con la eliminación del agua, la aves acuáticas que habitan en las balsas huyen en busca un nuevo hogar, aunque no tienen que irse muy lejos para encontrarlo. "La suerte que tenemos es que existe otro espacio la balsa de Iribarri y Gamboa dónde terminan alojándose la mayor parte de las acuáticas", aclaraba Belamendia.
Además, mientras algunas aves parten otras nuevas especies llegan a Salburua. "Un desecado en estas fechas también provoca la generación de nuevos hábitats para diferentes especies que, de camino a sus cuarteles de invernada, estando en inmigración en estos momentos, recalan en Salburua", explicaba Belamendia.
Una vez terminado el verano, y ahora que parece que bajan las temperaturas y ya no hay riesgo de botulismo, se procede al llenado de las balsas de manera natural con las primeras lluvias de otoño.