El Sporting se despide con honor y polémica de su principal fuente de alegrías
Los rojiblancos superan al Cádiz en muchas fases del partido, adolecen de puntería y dicen adiós a la Copa en una desafortunada tanda de penaltis
Gijón
Fue bonito mientras duró. De hecho, fue muy bonito; lo mejor de la temporada. Pero hasta aquí duró la aventura del Sporting en la Copa del Rey. El equipo rojiblanco se despidió con honor y con polémica de la competición que más alegrías le ha dado durante esta gris temporada. En una desastrosa tanda de penaltis, después de haber merecido más suerte y un mejor arbitraje durante los noventa minutos y la prórroga, el Sporting dijo adiós a este regalo inesperado que ha supuesto eliminar a un equipo Champions como el Villarreal y ser mejor que otro equipo de Primera División como el Cádiz, salvo en esa tanda de penas máximas. El sueño se acabó y ahora solo queda centrarse en el triste panorama de La Liga.
La Copa del Rey deja una conclusión: aunque no lo parezca, el Sporting puede jugar bien al fútbol y competir con cualquiera. ¿Puede aplicarse el modelo copero al torneo en el que el equipo debería haber centrado todos sus esfuerzos? Está claro que las circunstancias, los rivales, la presión y la motivación no son las mismas, pero es obligación de Gallego y los jugadores buscar la fórmula de que el equipo de cada día se parezca algo a este de las situaciones extraordinarias, el que quiere el balón, juega al fútbol, genera ocasiones (aunque tenga muy poco acierto y lo pague caro) y levanta del asiento a su afición.
- FICHA TÉCNICA
Salvo gol (ya que con un Djuka especialmente gris el Sporting limitó su bagaje ofensivo a disparos de media y larga distancia) el equipo rojiblanco lo hizo casi todo bien. Sin complejos, pese a la diferencia de categoría, avalado por el éxito del triunfo ante el Villarreal, el Sporting tuvo la posesión, llegada y chispa. La motivación llevó a ver la mejor versión de 'El Puma', Fran Villalba, Pedro Díaz o un excepcional Christian Rivera, que volvió a demostrar que (estando en forma) es titular indiscutible en el Sporting.
Salieron los rojiblancos al campo decididos a mandar, a robarle el balón a un rival que estrenaba entrenador pero que mantenía las dudas. El primer cuarto de hora fue revelador: hasta tres ocasiones tuvieron los locales, con buenas intervenciones del portero amarillo David Gil a ocasiones de Pedro Díaz o Kravets. 'El Puma', otra vez muy activo y trabajador, remató de cabeza por encima de la portería amarilla.
Enfrente un Cádiz muy ramplón que apenas tuvo una ocasión en toda la primera mitad, en las botas del exrojiblanco Álvaro Jiménez, que abortó Diego Mariño sin mayores complicaciones.
No estuvo a la altura del partido el colegiado Ortiz Arias ni todo su equipo arbitral. Cometieron errores de todo tipo, desde algunos graves como comerse un claro penalti sobre Djuka y otro posible a Nacho Méndez como equivocarse en otros más triviales como saques de banda que debían apuntar en sentido contrario. Por cierto, siempre erraron en contra del Sporting.
Se igualaron las fuerzas en el segundo tiempo, aunque seguía sin notarse la diferencia de categoría. Sergio González intentó revolucionar el equipo y dar un paso adelante con un triple cambio, dando entrada a Fali, Negredo y Salvi Sánchez. Ni con esas. David Gallego, que había preferido ubicar en la banda derecha a Nacho Méndez que a un extremo puro como César, retiró al luanquín para recuperar a Víctor Campuzano y jugar así con dos delanteros. En su reaparición, el ex del Espanyol demostró que aún le queda para ofrecer una buena versión.
Acabó mejor la segunda parte el Sporting, con un par de ocasiones que no supo aprovechar Djuka y un disparo de Guille Rosas que blocó David Gil. Aunque todo se pudo ir por la borda en el minuto 93, cuando con el equipo gijonés volcado el Cádiz encontró espacios y Sobrino perdonó la única ocasión clara del equipo amarillo en todo el partido.
En la prórroga el Sporting siguió siendo mejor que su rival, aunque sin ocasiones demasiado claras. El que desde luego no las tenía era el Cádiz, agazapado en su campo y que parecía estar conforme con el 0-0 y fiarlo todo a su mayor calidad individual en los penaltis. Llamaba la atención la actitud de David Gallego para con los cambios: mientras el Cádiz agotaba el sexto cambio, el Sporting realizaba el segundo. En un cambio obligado por agotamiento, José Gragera entró por Christian Rivera, que recibió una de las mayores ovaciones que se ha escuchado en El Molinón en los últimos tiempos. Merecidísima.
Llamativa política de cambios
Gallego no consideraba que ninguno de los futbolistas que calentaban durante minutos y minutos en la banda mejoraran lo que tenía en el césped. Siendo real en cuanto a la calidad, también parecía evidente que al Sporting el partido se le estaba haciendo largo y que algo de refresco no le hubiera sentado mal.
El destino de la eliminatoria quedaba abocado a los penaltis. Pero David Gallego sorprendió con una decisión al menos discutible. Cuando quedaban segundos para el final de la prórroga, el entrenador del Sporting empezó a hacer gestos raros. Buscaba desesperadamente a alguien en el banquillo. Le reprochaba a su segundo que, el elegido, no estuviera preparado para entrar. Y urgía aparatosamente al implicado a que lo hiciera. ¿Quién era? Para sorpresa de todos, el portero Joel Jiménez, que debutaba con el primer equipo del Sporting en una peliaguda tanda de penaltis. Explicó Gallego que lo hizo porque el fuerte de Mariño no son los penaltis, con las dudas que esto puede provocar la próxima vez que al gallego le toque detener una pena máxima.
En todo caso, la eliminación poco tuvo que ver con esta curiosa anécdota. Los fallos de Fran Villalba y Pedro Díaz en los dos primeros penaltis arruinaron las opciones del Sporting de seguir soñando con la Copa. Pero nada que reprochar. El Sporting llegó mucho más adelante de lo que cabía esperar. Ahora toca volver a la cruda realidad de La Liga.
David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...