Salud y paz
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El comentario de Carlos Prieto en 'La Ventana de Asturias' (21/12/2021)
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Asturias
Las imágenes de las colas en los hospitales y los autocovid para hacerse una PCR no pueden dejar indiferente a nadie. Causan pavor y demuestran que la sexta ola del coronavirus se abre paso a velocidad de vértigo. Y eso que pensábamos que lo peor había pasado. A tres días de la Nochebuena las filas de coches no son en las autopistas ni en las carreteras de las estaciones de esquí. Son para realizarse una PCR. Y en las farmacias hay lista de espera para conseguir un test de antígenos. Es la realidad de una situación epidemiológica que ha desbordado todas las previsiones. Desde esta atalaya llevábamos tiempo alertando de la situación que se presagiaba, no es que uno sea muy listo, ni me considere un Fernando Simón de la vida, pero esto se veía venir. Era como el cuento de Pedro y el lobo. Pero bueno, soy de los que piensa que no hay que llorar sobre la leche derramada y lo que tenemos que hacer ahora es pedir que se acelere la vacunación para contener al virus o, al menos, evitar sus consecuencias más graves.
Y lo peor es que al retorno de la pandemia se suma un ciberataque al Servicio de Salud del Principado que ha bloqueado la red sanitaria y afectado especialmente a la unidad de Oncología Radiológica. Se han visto afectados unos 200 pacientes oncológicos del HUCA y del Hospital de Jove, pendientes de recibir radioterapia. No encuentro palabras para animar a estos enfermos que suman nuevos padecimientos, esta vez por la acción de unos desalmados que buscan réditos a base de socavar nuestro perfecto mundo virtual y dependiente de la informática, tan perfecto como inestable y frágil.
No corren desde luego buenos tiempos, estamos amenazados por multitud de peligros, de riesgos, todo parece sujeto con pinzas, desde la sanidad hasta la economía, que se ha convertido en juguete de políticos y magnates sin escrúpulos ni principios, que juegan con los precios, empobreciendo a la mayoría y amasando fortunas en sus paraísos fiscales.
Pero dentro de cuatro días es Navidad, tiempo de encuentro, de esperanza y de amor. Regresemos a los sentimientos primarios y pensemos que todo esto pasará y que tendremos un mundo mejor y más justo tras la experiencia de estos dos últimos años. Y si mañana nos toca la lotería, pues mejor, pues será todo más llevadero. Feliz Navidad. Salud y paz para todos, como se decía antes y, ahora, más convencidos y con más fuerza que nunca.