"Voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar"

Jerez de la Frontera

¿Quién la pronunció?: Vito Corleone (Marlon Brando) a Johnny Fontane (Al Martino) en la película El Padrino 1972. Aunque traída al mundo del balompié, también puede llevar la firma de aquellos que en plena pandemia convencieron a diestro y siniestro de que la nueva primera RFEF iba a convertirse en el verdadero bálsamo de Fierabrás que tan famoso hizo Miguel de Cervantes en su histórico ‘Don Quijote de la Mancha’.

Vamos por partes. Recorrer el camino de la profesionalización del fútbol organizado por la RFEF es algo de justicia para los futbolistas y de futuro para los clubes. Todo el mundo sabe que en la antigua Segunda B la mayoría de jornaleros del balón eran exigidos como profesionales pero tratados como aquellos hombres voluntariosos que llegaban a los entrenamientos manchados de pintura o cemento de finales del siglo pasado. Sueldos en B, cotizaciones ridículas y promesas incumplidas sobre emonumentos pactados que en muchos casos llegaban tarde y mal.

Pero como solo de pan no vive el hombre, la creación de estructuras profesionales e instalaciones, son además las bases sobre las que los clubes tienen que sustentar su crecimiento económico, social y deportivo.

Hasta aquí todo correcto, hasta aquí todos de acuerdo, pero llegados a este punto ¿quién paga todo esto? pues verán: "I'm gonna make him an offer he can't refuse", "Voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar"; vamos a explotar los derechos de TV, los de publicidad, el nombre de la competición y hasta la marca de los calzoncillos si hace falta para sacar una millonada. El final ya lo conocen, de no haber sido por la apuesta de footters estaríamos hablando de pancartas de dimisión en todos los campos humildes de la liga.

Alguien podrá decir que y os lo advertí, llámese Andreu Camps, Secretario General de la RFEF, que en la presentación de la categoría senteció aquello de que ‘aquí el club que no tenga un presupuesto de 3 millones de euros o 3.000 socios lo tendrá muy difícil para poder competir en la Primera RFEF’.

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Por el momento, la frase cinéfila del artículo viene como anillo al dedo, aunque me temo que en unas semanas volveremos a oírla para vendernos algún crece pelo mágico…