Balón de óxigeno en forma de victoria para el Incarlopsa Cuenca

Cuenca

Victoria que vale su peso en oro la que logró el Incarlopsa Cuenca en su despedida este año en el Sargal. Triunfo por 26-24 al Atlético Valladolid. Un final agónico tras un mal partido de los conquenses pero dos puntos que vienen a aliviar la delicada situación en la que se habían metido los hombres de Lidio Jiménez tras un mes de noviembre horrible.

Con un parcial de 3-0 arrancó el partido para Cuenca gracias a un par de robos y una efectividad del cien por cien en los tres primeros minutos de partido. Parecía que los locales habían comenzado con una actitud y garra distintas, la rabia con la Bulzamini celebraba su primer tanto así parecía que iba a ser. Pero duró poco la energía y Valladolid aprovechó su primera superioridad y algunas pérdidas de balón locales para tomar ventaja en el partido (minuto 15, 8-10).

A partir de ahí el encuentro entró en una dinámica de errores, pérdidas y jugadas impropias de la categoría por parte de los dos equipos. En el desconcierto Valladolid lograba mantener la ventaja con la que se marcharía al descanso. (14-15). Un dato de la primera mitad, Ante Grbavac se marchaba al banquillo por petición propia en el minuto 27 muy enfadado con su defensa y sin haber podido hacer ni una sola parada.

Entró caliente al partido Samu y con sus paradas fue el protagonista de los primeros minutos de la segunda mitad. Guiados por sus intervenciones en seis metros, Cuenca volvió a tomar la delantera en el electrónico (18-17) y obligaba a Valladolid a pedir tiempo muerto. Ahí tuvo Cuenca la oportunidad de dar un empujón al partido, pero los conquenses siguen sin estar afortunados y Valladolid volvió a ponerse por delante con goles cómodos ante la floja defensa local (18-21, minuto 17).

El tiempo muerto que había pedido Lidio Jiménez dio resultado, Cuenca se entonó un poco en defensa y logró volver a poner las tablas en el marcador. Simonet marcaba el 23-22, ponía a Cuenca por delante, y su tobillo, maltrecho toda la temporada, decía hasta aquí. Se marchaba al banquillo ayudado por sus compañeros. Cuenca tendría que jugar los últimos minutos sin su central titular.

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El final iba a ser agónico, con el Sargal rugiendo en cada ataque visitante. La moneda cayó de cara y Cuenca se alzó con una victoria que vale su peso en oro.