Mallada y Díaz Ayuso

Asturias

No es tarea fácil la de estar en la oposición, sea en un ayuntamiento, en un parlamento regional o en las Cortes. Por eso es muy de valorar cuando un político, del signo que sea, es capaz de brillar en las labores de control del poder, en el municipio más pequeño del país o en el Congreso. Sin embargo, desgraciadamente para los ciudadanos, suele ocurrir lo contrario, que quienes están obligados a fiscalizar a los que mandan se dejen llevar por los acontecimientos y más que ofrecer propuestas trabajadas, interesantes y viables se decanten por lo fácil, por la comodidad, por la demagogia, por el electoralismo.

En demasiadas ocasiones, oyendo a los actuales portavoces de la oposición en la Junta General del Principado, da la sensación de que son incapaces de encontrar argumentos de peso para criticar al Gobierno de la comunidad autónoma. Pero los hay, ¡vaya sin los hay! En ocasiones los opositores hasta hallan materia para hurgar en la herida de los defectos gubernamentales, pero entonces se encuentran con carencias añadidas, la falta de discurso y las limitaciones oratorias para poder poner contra las cuerdas con ciertas garantías de éxito a los integrantes del ejecutivo autonómico, empezando por su presidente, Adrián Barbón.

Qué mejor que un ejemplo reciente para explicar la falta de recursos de la oposición asturiana, en concreto, en este caso, del PP. El pasado fin de semana se celebró el Congreso autonómico de los populares de Castilla-La Mancha, al que acudió la líder del partido en Asturias, Teresa Mallada. Y allí, sin venir muy a cuento, alabó la gestión de la pandemia de la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, “un ejemplo para todo el país”. Bueno, vale, algo tenía que decir. Pero es que añadió que “presidentes como el mío (Adrián Barbón) no te pueden tener más envidia”. Doble error de Mallada. Uno, porque no es así. Y lo sabe. Y dos, porque se espera más trasfondo político de la presidenta del PP asturiano que dedicarse a ensalzar como hizo en La Mancha el papel de los líderes regionales de su partido.