Sevilla tiene un color especial

Jerez de la Frontera

Qué maravillosa vuelta a la normalidad. Sevilla, el estadio de La Cartuja, tuvo el domingo ese color especial que sólo la capital hispalense tiene cuando pisa su suelo La Roja. Se llenó hasta la bandera. Horas antes del partido, la capital andaluza ya era un hervidero de aficionados recorriendo sus calles, paseando por los rincones de una de las ciudades más bonitas de España.

Cuánto he echado de menos los estadios llenos, el bullicio de la gente, las banderas al viento, el gran ambiente de fútbol, el que ya tuve la oportunidad de disfrutar en aquellas tardes de domingo en Bilbao, en Gijón o en el mismo Madrid. Inolvidable aquellos paseos matinales del domingo encontrándome a hinchas de mi ciudad o a gente del lugar, que ya lucía acompañado de abuelos, hijos y nietos, la camiseta del Atleti o de cualquier otro equipo muchas horas antes de comenzar los partidos 

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 La pandemia nos dejó huérfanos de muchas cosas y vacío de fútbol. Porque pocas cosas más tristes hay en el deporte que los protagonistas no estén apoyados en directo por su hinchada. Y ahí estábamos los españoles, y los suecos, dejándonos la piel, dejándonos la garganta. Porque era Sevilla y Sevilla nunca falla.

El partido no fue gran cosa, pero qué más da. La gente hacía la ola, gritaba, jaleaba y cuando había que protestar, protestaba. Hasta antes del pitido inicial  'cantó' el Himno Nacional. Ya estamos en el Mundial, ya estamos en Catar y Sevilla le dio el último empujón a los nuestros y Morata casi al final hizo estallar de júbilo a un estadio más español que nunca.  ¡¡¡Viva España¡¡¡