Lydia Cacho: "Algunos colegas no valoran la libertad que tienen"
La periodista mexicana recoge en San Fernando el Premio a la Libertad de Expresión y Valores Democráticos
Cádiz
Hay quien dice que la infancia es un paraíso. Pero para muchos niños se convirtió en un infierno cuando sufrieron el maltrato, la tortura y las vejaciones de entrar en redes de pedarastia o ser carne de consumo de la pornografía infantil. Ocurre en muchos países, también en España. Pero en México llegó a existir una trama muy amplia que salpicaba a varias capas del estado. Lo denunció la periodista Lydia Cacho. A aquella denuncia sirvió para promover investigaciones que han terminado con sentencias muy elevadas dé cácel. A ella le ha costado haber sido perseguida, secuestrada y torturada. Una manera de entender el trabajo periodsitico desde la pasión, desde el compromiso, que le ha hecho merecedora del V Premio a la Llibertad de Expresión y Valores Demócraticos, que concede cada dos años el Ayuntamiento de San Fernando.
P. Hoy justo 10 de noviembre se cumplen 211 años desde que en San Fernando se aprobó el derecho a la libertad de imprenta, el derecho que consagraba esa libertad de expresión que hoy se reconoce en este premio. ¿Hasta qué punto esta libertad de expresión es más una utopía que una realidad?
R. Me parece que existe la libertad de expresión en el mundo en diferentes niveles en cada país y está en constante riesgo por muchos factores. No solamente por la impunidad en países como México, donde más del 94 % de los delitos que son perseguidos no son sentenciados. Hay una especie de teatralización de la justicia y no un estado de derecho. Y eso pone en riesgo todo lo demás que tiene que ver con la libertad de expresión y prensa. Y eso pone en riesgo todo lo demás que tiene que ver con la libertad de expresión o de prensa. Pone en riesgo, directamente, a los periodistas. Sabemos que México es uno de los países más peligrosos para ser periodistas y defensor de los derechos humanos justamente porque nos encontramos ante un fenómeno que contrasta como el narcoestado. El 30 % de los estados y las provincias están controlados directamente, política y económicamente, por el narco, por los grupos de delincuencia organizada y el resto del país está, sin duda, infiltrado por la corrupción de la delincuencia organizada y la corrupción política. Y en ese entorno la libertad de expresión se convierte en un elemento vital para poder acompañar a la sociedad a demandar sus propios derechos y también a transparentar cómo se está viviendo la vida cotidiana en nuestro país.
P. Y a pesar de ser conocedora de esos peligros, usted ha ejercido y sigue ejerciendo la labor del periodismo. ¿Cómo empezó esa investigación sobre las redes de pederastia que tanto revuelo han causado en su vida?
R. Yo soy reportera de investigación desde hace 30 años. A mí me encanta hacer trabajos de reportajes, salir a las calles, conocer a la gente, entender todos los fenómenos sociales y tratar de desentrañar los orígenes de estos fenómenos, no solo los delincuenciales y de violencia, pero, sin duda, la realidad me ha llevado hasta allá. En 2003, después de muchos años de estar en una radio local en Cancún, en el sureste mexicano, apareció una jovencita que había escapado de una red de trata de personas y explotación sexual comercial. Denunció a su captor. Yo me involucré en la investigación de este caso y me metía más y más profundamente. Tuve que aprender a hackear y un montón más de cosas. En 2003 era muy difícil entrar en estos cuartos oscuros que usaban los pedófilos internacionales para compartir pornografía infantil. Lo logré gracias a un chico que me enseñó a hacerlo y, finalmente, publiqué en 2005 una investigación que se llama Los demonios del Edén. En este libro explico cómo se creó una red internacional de trata y explotación sexual comercial de niñas y niños. Más de 200. Había senadores, gobernadores, empresarios, hombres de poder que compraban niñas y niños por 2.000 o 3.000 euros. Se los llevaban de otros países para explotarles en Cancún. Y después en otros lugares de México. Ese libro me costó una persecución bastante seria. Cuando lo publiqué, he de decir que ya tenía amenazas de muerte. Cuando empecé la investigación, lo hablé en un programa de televisión, y había recibido amenazas de muerte directamente por parte de estos personajes poderosísimos, entre ellos, el empresario Kamel Nacif, que ahora está arrestado en Líbano por mi caso. En diciembre de 2005, unos meses después de publicar el libro, fui secuestrada por unos policías vestidos de paisano y torturada durante 20 horas. Fui llevada a la cárcel para castigarme por haber publicado ese libro.
P. Acaba de recibir una doble noticia. Por un lado, la Interpol acaba de anular la orden de búsqueda y captura sobre ese empresario. Y, por otro, acaba de conocerse la sentencia que eleva a más de 90 años de cárcel la pena por el caso de red de pederastia que usted denunció. ¿Qué sensación le produce en lo personal este contrate?
R. Cuando yo comencé a cubrir todos estos casos como reportera, aunque tuviera amenazas de muerte, lo más importante era la integridad y seguridad de estas niñas y niños, de sus padres. Estaban todos en riesgo. Para mí era más importante asegurarte que estos casos se conozcan y tu vida personal pasa a segundo término. Yo siempre he ido a terapia y he intentado cuidar mucho mi salud mental y emocional. Pero, sin duda, después de 16 años de haber abierto esta historia, de haber estado en la cárcel torturada, yo elegí denunciarlos a todos: a mis torturadores, a los policías, a la trama de servidores públicos involucrados, más de treinta, entre ellos, juezas corruptas. Logré que se hiciera la sentencia más importante contra el líder de la trama. Fueron 112 años de cárcel y ahora se ratificaron 92. Él lleva 16 años en la cárcel. El gobernador de Puebla, que fue quien ordenó mi tortura, está hoy preso. Es el primer gobernador de la historia de México que ha sido apresado por haber mandado torturar a un periodista, lo cual me parece importantísimo para mis colegas y para el resto del país porque hay que sentar precedentes judiciales. Y ahora esperamos que ningún juez se venda para liberarlo. Si así fuera, yo seguiré testificando en su contra. Y, por supuesto, el tema de Kamel Nacif es durísimo porque es un empresario multimillonario, amigo del expresidente Vicente Fox, que fue el presidente de la transición en México, que fue detenido por la Interpol justo por haber ordenado mi tortura. Tenemos toda la evidencia, pero una jueza en México recibió dinero recientemente y yo la tengo denunciada. Logró liberar a Nacif. Tengo un abogado en Líbano ahora, donde fue detenido, y estoy interponiendo otra denuncia más pidiendo que lo vuelvan a detener antes de que vuelva a México. Él me ha mandado matar. Por eso estoy en España. Ha pagado sicarios para que me maten. Y, bueno, seguimos en esta batalla. Ya sí tiene que ver conmigo. Y el coste es enorme. Por esto estoy en España. Porque no quiero morirme. Pero también es importante que se persiga en esas tramas organizadas a los grandes capos. Mientras no persigamos a los grandes capos en todo el mundo por la explotación de niñas y niños, la situación no va cambiar nunca. Quedan en la cárcel otros, como los policías que directamente me torturaron. Pero necesitamos que los capos reciban las sentencias más significativas para que la gente entienda que eso no puede seguir sucediendo.
P. ¿Sueña con volver a México?
R. Por supuesto que sí. Allí está toda mi familia y espero poder volver a México sin temer por mi vida. Ahora me siento cobijada en España y, por ahora, es suficiente.
P. ¿Cómo ve el ejercicio del periodismo y la libertad de expresión en España?
R. El periodismo en España, como en el resto del mundo, está en una crisis de transición en muchos sentidos. Pero también siento que en algunos lugares mis colegas periodistas no valoran la importancia de tener los micrófonos, el espacio y la libertad para publicar. El periodismo de investigación en España está reviviendo. Me parece fundamental que lo haga y creo que es un momento importantísimo. Se están globalizando muchos valores, pero también se globaliza la delincuencia organizada y también se están metiendo sus brazos en muchos ámbitos de la sociedad, incluidas las violencias contra mujeres, niñas y niños. Eso hay que preverlo y eso a los periodistas les toca sacarlo. Confío en que mis colegas de España vaya a renovar el periodismo muy pronto y se van a atrever a hacer investigaciones que hacen mucha falta.
P. ¿Qué anda investigando ahora?
R. Ahora mismo habrán visto las noticias de la Iglesia francesa, que tuvo que reconocer los miles de casos de pederastia y va a resarcir a todas las víctimas de abusos sexuales clericales de sacerdotes a niñas y niños franceses. Estoy haciendo una investigación sobre las iglesias de Europa y cómo ha permeado en ámbitos sociales la normalización de la violencia contra niñas y niños y, a partir de ahí, cómo algunos de ellos se convierten de víctimas a agresores. Otros no han podido sanar. Me interesa mucho explicar este fenómeno.
P. ¿También investigará la Iglesia en España?
R. Por supuesto.
P. Las secuelas en esos menores de edad muchas veces no termina. James Rhodes ha incidido mucho en la importancia de que no se les olvide, que esto no prescriba. Y es especialmente dolorosa esa transición de ser víctimas a agresores…
R. No todos pasan de víctimas a agresores, pero, sin duda, es muy importante hablar de salud mental en la atención a las víctimas. España, como muchos países, tiene una deuda enorme con los niños víctimas de la violencia sexual, atender su salud psicoemocional y poder acompañarles y creerles. Si no les creemos, no vamos a poder cambiar las cosas. Primero es creerles y darles atención adecuada. Hablamos de prevención y de atención para que se conviertan en supervivientes que colaboren con su sociedad para educar a los niños. Así se crean nuevas masculinidades. Porque la violencia contra los niños varones genera una cultura de malos tratos y de normalización de las violencias que afecta mucho a los hombres. Recientemente publiqué un libro sobre eso que se llamaba Ellos hablan. Son solo entrevistas a hombres para poder explorar esta parte en la que en la niñez los hombres adultos descubren qué significa para ellos ser hombres, en qué momento descubren que la masculinidad se han instalado en sus vidas y qué significado emocional, político, psicológico y físico tiene la masculinidad en sus vidas.
P. ¿En quién va a pensar cuando recoja el premio en San Fernando?
R. Sin duda en mi familia. La gente en todas partes me pregunta que cómo me siento haciendo sufrir a mi familia por el trabajo que hago y los riesgos que corro. Y lo que digo es que tengo una familia tan excepcional que me ha permitido ser quien soy. Si no fuera por ellos, por mi padre y mi madre, que murió hace unos años, que me animaron y me dijeron que mi trabajo valía la pena y me dijeron que siguiera haciéndolo, yo no estaría aquí. Así que en mi familia y en mi país que se merece mejor periodismo del que tiene.
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Pedro Espinosa
En Radio Cádiz desde 2001. Director de contenidos de la veterana emisora gaditana. Autor del podcast...