De crisis en crisis
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Comentario Carlos Prieto 09.11.21
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Asturias
Cuando parecía que las cosas comenzaban a funcionar y estábamos a punto de entrar en unos nuevos locos años 20 de repente estamos otra vez inmersos en una nueva crisis. Lo peor de la pandemia había pasado con la llegada de las vacunas y el crédito a países y particulares fluía sin límites. El consumo se reactivaba cada día y las economías parecían que iban a recuperar los márgenes perdidos en cuestión de meses. Sin embargo, no sé qué está pasando, cuáles son los entresijos de la economía mundial para que estemos de nuevo con el alma en un puño. Los precios se desbocan, los suministros faltan, el transporte se colapsa y no hay siquiera suficientes trabajadores para estabilizar el sistema. Primero fueron los microchips, luego las empresas automovilísticas, las informáticas, la construcción...llegaron a alertarnos hasta de las compras navideñas, pero es que la carestía ya ha llegado hasta los hospitales. Comienzan a faltar jeringas, agujas, pipetas, ropa quirúrgica...medicamentos. Los problemas de transporte son tan graves que el Principado sopesa contratar una empresa logística que recoja en los países de fabricación los materiales y fármacos necesarios. Hemos caído en la trampa de que todo se haga en Oriente y estamos presos de unas naciones en las que todo es un misterio, controlan las bolsas y tienen los mayores puertos del mundo. Son los reyes del comercio. Y mientras, aquí, en la vieja Europa, todo sube sin parar. Incluso algunos países, para animar aún más la cosa, hablan del 'gran apagón' que se nos avecina y lo cierto es que uno comienza a tener dudas, por mucho que nuestro consejero Enrique Fernández diga que hay que huir de los mensajes apocalípticos. Afirmaba la ministra de Hacienda en un mitin el pasado domingo que el problema de la plusvalía lo resolvía ella el lunes. Es una pena que no tenga la misma diligencia con el precio de la luz, el gas y la gasolina. Porque nos están ahogando y solo nos queda la esperanza en que este desequilibrio obedezca a que salimos de la crisis demasiado pronto y arrancar tan rápido ha calado el motor. Pero recuperemos pronto la normalidad. Eso espero, porque ya estamos muy justitos y al cinturón ya no le quedan agujeros.