El Congreso de la FSA
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Comentario Alberto Menéndez 04.11.21
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Asturias
Hace cuatro años la Federación Socialista Asturiana (FSA) acordó en su Congreso impulsar la oficialidad del bable. Lo hizo después de que la corriente interna Socialistes pola Oficialidá enmendase el texto programático elaborado por la ejecutiva del partido dirigida entonces por Javier Fernández. La propuesta salió adelante en la comisión de derechos ciudadanos por un estrecho margen de votos: la respaldaron 38 compromisarios, mientras que 23 la rechazaron y doce se abstuvieron. Es decir, que la cooficialidad del asturiano fue aprobada por tres sufragios de diferencia.
Y esa división, de acuerdo a las opiniones divulgadas en las últimas semanas por destacados militantes del PSOE asturiano, parece que se mantiene. Decían en 2017 miembros de la anterior dirección socialista que Adrián Barbón (el flamante secretario general) había pecado de pardillo, incapaz de esquivar (como habían hecho hasta ese momento sus predecesores durante más de treinta años), el complicado asunto de la cooficialidad del bable.
Llega ahora, a mediados de diciembre, el trigésimo tercer congreso de la FSA, y todo continúa más o menos igual que hace cuatro años. En la ponencia marco que se discutirá en el mismo se recoge de nuevo el apoyo a la oficialidad del asturiano, pero sin concreción, sin entrar en el modelo de reconocimiento de la llingua.
Dice Barbón que "ha cumplido" con su palabra ante los asturianos y que ahora ha llegado el momento de la negociación de los grupos políticos. Hombre, no parece que ese sea el planteamiento más adecuado de la máxima autoridad del Principado. Sobre todo, si es que realmente el Presidente es partidario de la cooficialidad. Probablemente el jefe del ejecutivo autonómico no pensaba que la sociedad regional estuviera tan dividida sobre este tema. Quienes sí lo sabían fueron sus antecesores, incluso aquellos que más defendieron la llingua.