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Crimen de La Circular: "Rubén organizó todo el plan y los demás sabíamos a lo que íbamos"

Declaración de El Tyson, autor confeso del robo en la vivienda de la Circular

Declaración de El Tyson en el juicio por el crimen de La Circular / agencia ical (agencia ical)

Valladolid

El autor confeso de haber entrado el 17 de octubre de 2018 en el piso de María A. en la Plaza Circular de Valladolid con la intención de robar, el ciudadano de origen búlgaro Antón A.M, ha señalado al protésico vallisoletano Rubén A.R. como la persona que dio las "órdenes" y ha asegurado que los otros acusados eran perfectos conocedores del plan y que contaban con información privilegiada facilitada, supuestamente, por la nuera de la víctima.

El acusado, en la tercera jornada del juicio con jurado que se sigue en la Audiencia Provincial, sitúa a Rubén A.R. como el 'autor intelectual' del robo en cuyo local de la calle Arca Real, a primera hora de la mañana del día de autos, se perfilaron todos los detalles del asalto y se asignaron los cometidos de cada uno.

Así, sería el empresario el encargado de llamar al timbre fingiendo ser un repartidor mientras que el declarante y los también búlgaros Gabriel E.K. y Gabriel M.K. tenían el encargo de entrar en el piso de la anciana, donde debían localizar una caja fuerte, de unos 20 ó 30 kilos, empotrada en una pared y oculta tras un cuadro en la que esperaban encontrar importantes cantidades de dinero y joyas.

Antón A.M. ha explicado que él, que por aquellas fechas residía en San Martín de Rubiales (Burgos) y trabajaba como temporero en el viñedo, se desplazó el día de los hechos a Valladolid trasladado en un vehículo del también acusado Emil A.M, al que debía 500 euros, en la creencia de que su viaje a la capital del Pisuerga era para contactar con algún prestamista que pudiera facilitarle saldar la deuda con su compañero de banquillo.

Sin embargo, ha sostenido, en declaraciones recogidas por Europa Press, que fue conducido directamente por Emil al local de Rubén, al que no conocía, y allí se encontró con el resto de los acusados, Arso A.I. y los dos Gabriel, y fue entonces cuando el empresario dental les arengó sobre el robo que iban a perpetrar en el piso de la anciana.

INFORMACIÓN DE PRIMERA MANO

Para ello, Rubén les facilitó todo lujo de detalles que iba traduciendo Arso y que, según dice Antón que le comentó el traductor, habían sido facilitados por la esposa del hijo de la víctima, desde la caja de seguridad en una oquedad de la pared que permitía su extracción sin utilizar material específico hasta la instalación de una alarma que dificultaba el robo en ausencia de la moradora.

"Nosotros preferíamos cometer el robo sin que estuviera la propietaria, pero Rubén nos dijo que era imposible porque cuando se marchaba dejaba puesta una alarma", ha puntualizado Antón A.M, quien ha llegado a indicar que en un momento dado sospechó de que el empresario era en realidad un policía y que les estaban tendiendo una trampa.

El asalto, por tanto, se realizó conforme a lo pactado y después de que tanto Rubén como Arso realizaran distintas vigilancias alrededor del inmueble. El primero de los aludidos, siempre según la versión ofrecida por el acusado, tocó el timbre del piso de la septuagenaria haciéndose pasar por repartidor, ya que era el único que no tenía acento búlgaro, y una vez abierta la puerta entraron al portal Antón y los dos Gabriel provistos de una caja de cartón, guantes y cinta americana que previamente habían adquirido el protésico y Arso.

En las órdenes no figuraba maltratar a la anciana sino utilizar la cinta americana para amordazarla y atarla para evitar que pudiera gritar y poner en alerta a los vecinos, así como introducir en la caja de cartón la caja fuerte una vez extraída de la pared.

En el momento de entrar en la vivienda, Antón asegura que fueron los Gabriel quienes sujetaron a la septuagenaria, sin golpearla en momento alguno--en su inicial declaración dijo que ambos la había pegado y que él les había recriminado por ello--, y que la amordazaron al ponerse a gritas mientras revisaban la vivienda, aunque no llegaron a localizar la caja de caudales y también niega que sus acompañantes arrebataran a María unos anillos, frente a lo declarado en el juzgado.

Aunque en la cinta americana han aparecido restos biológicos del declarante, éste ha justificado tal circunstancia en el hecho de que llegó a tener la misma en sus manos.

También ha insistido en que cuando abandonaron la casa la moradora de la vivienda, dejándola con la boca tapada y semitapadas las fosas nasales con la cinta adhesiva, seguía aún con vida porque la sintió respirar. "¡Quiero decir la verdad, no puedo más!", ha espetado un Antón A.M. que presenta un tatuaje de grandes dimensiones en su cara que le da un aspecto fiero, a semejanza del que luce el exboxeador Mike Tyson.

 
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